31 ene 2025 , 17:12

El Sodalicio de Vida Cristiana acepta su disolución y pide perdón a las víctimas de abusos

El grupo católico, disuelto por el papa Francisco, reconoce su responsabilidad en casos de abusos y escándalos.

   

El grupo apostólico peruano Sodalicio de Vida Cristiana (SVC) aceptó este viernes 31 de enero la decisión del papa Francisco de su disolución, luego de las múltiples denuncias de abusos sexuales, físicos y psicológicos cometidos por sus principales líderes, incluido su fundador, Luis Fernando Figari. A través de un comunicado, el grupo pidió perdón a las víctimas y reconoció el daño ocasionado.

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"Los sodálites asumimos con docilidad esta decisión (...) Reafirmamos nuestra plena obediencia al Santo Padre y lo seguimos acompañando con nuestras continuas oraciones", señaló el comunicado, reproducido por medios locales.

El mensaje fue emitido tras una reunión del grupo en Aparecida, Brasil, donde sus miembros expresaron su "dolor y profundo arrepentimiento" por los abusos cometidos y el escándalo que estos han generado.

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Una disolución anticipada por investigaciones del Vaticano

El Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, con la aprobación directa del papa Francisco, ordenó la supresión del Sodalicio, un proceso que ya había sido adelantado por la organización el pasado 20 de enero, aunque entonces lo describieron como un tema "de carácter reservado".

En diciembre, el papa Francisco recibió a los periodistas peruanos Pedro Salinas y Paola Ugaz, y a la estadounidense Elise Ann Allen, quienes denunciaron acoso judicial y personal tras investigar al SVC y revelar los abusos en el libro 'Mitad monjes, mitad soldados' (2015).

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Investigaciones y expulsiones por abusos sexuales

El caso del Sodalicio ha sido investigado por el Vaticano desde 2018. En julio de 2023, el papa envió a Charles Scicluna y Jordi Bertomeu, expertos en delitos de abuso, para investigar las denuncias.

En agosto, la Santa Sede expulsó a Figari tras considerarlo culpable de abusos, y hasta la fecha se ha expulsado a 15 miembros de la organización. Figari, acusado por abusos físicos, psicológicos y sexuales, ha sido uno de los principales señalados por miembros de la misma organización y en investigaciones periodísticas.

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El grupo reconoció que un informe interno identificó al menos 36 víctimas de abusos sexuales entre 1975 y 2002, de las cuales 19 eran menores de edad. Sin embargo, muchas denuncias fueron archivadas por la Fiscalía peruana debido a la prescripción de los delitos.

Un proceso que genera críticas

A pesar de la disolución del Sodalicio, organizaciones de derechos humanos y expertos en abusos han advertido que aún queda mucho por hacer para garantizar la justicia. La abogada Dina Martínez, de la Fundación para la Aplicación del Derecho (Fespad), señaló que la falta de seguimiento y la prescripción de los casos deja a muchas víctimas sin justicia.

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El proceso de disolución marca el final de un grupo que durante décadas ejerció influencia en la sociedad peruana, pero también deja abiertas preguntas sobre la responsabilidad de la Iglesia y la necesidad de prevenir futuros abusos.

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