07 mar 2013 , 08:47

Odilo Pedro Scherer, el obispo brasileño candidato para dirigir el Vaticano

   
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Los que conocen al obispo de Sao Paulo, Odilo Pedro Scherer recalcan que es un hombre que comenzó desde abajo: nació en un pueblo del interior de Brasil en el que sólo se celebraba misa una vez al mes porque no había sacerdote.

 

Se caracteriza por visitar a damnificados de desastres naturales como el terremoto de Haití, y ha aparecido en el programa nocturno de mayor sintonía de Brasil.

 

Scherer ha dicho que si Jesús predicara el evangelio hoy, utilizaría la radio, televisión y el internet para difundir su mensaje. 

 

Son estos detalles los que hacen que analistas lo identifiquen como un religioso con los pies en la tierra, pero al mismo tiempo, es conocido ampliamente en el ambiente Vaticano. Trabajó por años en la Congregación de Obispos en el Vaticano  y trató personalmente con muchos de los que ahora, son sus colegas cardenales.

 

En lo pastoral, tiene a su cargo una de las diócesis más grandes del mundo, con casi 5 millones de católicos a su cargo, por igual ha aparecido en público para criticar al sistema que no eliminar la pobreza, como para rechazar que en su país se legalice el aborto en ciertos casos.

 

Scherer aparece en las listas de los vaticanistas como un candidato que tendría muchas opciones de ganar si se aplica la fórmula de elegir un papa americano, pero de la mano con un secretario de estado italiano.

 

Su conocimiento de la cura romana, sus orígenes alemanes, y hasta su edad, podrían ser puntos a su favor, pero aún se considera clave que en el cónclave obtenga el respaldo de los cardenales italianos.

 

Vivió en el interior de Francia y de Alemania, aprendió inglés en Irlanda, conoce el español, el italiano, y las lenguas de la Iglesia, como el latín, el griego y el hebreo. Es corriente verlo atender a las diferentes ediciones de Radio Vaticano, con la misma facilidad, en portugués, inglés, francés, italiano, español y alemán.

 

Odilo Scherer también presenta una larga trayectoria en funciones importantes en la Iglesia. Era secretario general de la CNBB cuando, semanas antes da visita de Benedicto XVI a Brasil, en mayo de 2007, recibió el nombramiento como arzobispo, convirtiéndose en el anfitrión del Papa. Ya en los años 90, había trabajado durante más de siete años como oficial de la Congregación para los Obispos, en el Vaticano. 

 

A sabiendas de que él es uno de los candidatos con más posibilidades si el cónclave se inclina por el nombramiento de un no europeo, el cardenal de São Paulo, considerado como moderado, ha sido muy prudente. Scherer ha apuntado, sin embargo, los que, según él, son los desafíos más urgentes a los que se tendrá que enfrentar el nuevo papa: “el subjetivismo y el relativismo total de los valores incluso de los éticos y religiosos”. 

 

Según él, no importa la nacionalidad ni la edad del próximo papa, lo que se hace perentorio es escoger a la persona, de cualquier país, que sea capaz de enfrentarse con ese “subjetivismo y relativismo” de los valores reinantes en el mundo y en la Iglesia, colocándose de alguna forma en la línea del dimisionario papa Ratzinger. El cardenal ha desmentido los rumores de que Benedicto XVI “estuviera aislado en el Vaticano”, dejando la puerta abierta a nuevas interpretaciones sobre los motivos reales de su renuncia. 

 

 

 

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