05 jul 2025 , 11:00

"Si salgo, me arrestan. Si me escondo, no como": latinos buscan trabajo en EE. UU. con temor a redadas migratorias

Miles de jornaleros latinos están dejando de acudir a los sitios donde consiguen trabajo. Esta es la historia de quienes sostienen la economía con sus manos, pero viven con miedo.

   

Jornaleros latinos en Estados Unidos, que ofrecen su fuerza laboral día a día al mejor postor, están dejando de acudir a los puntos de "reclutamiento" —esquinas, paradas de bus o estacionamientos de tiendas como Home Depot— ante el temor creciente a redadas migratorias. Su ausencia ya afecta sectores clave como la construcción, el trabajo doméstico y la agricultura.

Presencia policial y redadas: el nuevo día a día

Por décadas, miles de inmigrantes han sido la base de industrias esenciales en EE.UU. Pero ahora, muchos de ellos —especialmente los que no tienen papeles— han optado por quedarse en casa tras detectar una mayor presencia de agentes migratorios en los puntos donde solían conseguir empleo temporal.

Esto ocurre en el marco de una orden impulsada por Stephen Miller, asesor de política migratoria durante el gobierno de Donald Trump, que exige a los agentes de inmigración cumplir cuotas de arrestos diarios. En su directriz, mencionaba específicamente a los jornaleros que esperan trabajos en cadenas como Home Depot y 7-Eleven, dos cadenas presentes en todo el país.

“Los jornaleros tienen miedo y están enojados con una política racista que los juzga por su color de piel y su acento”, denunció Nadia Marín, de la Red Nacional de Organización de Jornaleros (NDLON).

Donald Trump visitó un centro de detención de migrantes ubicado en medio de un humedal en Florida y realizó burlas sobre escapar entre caimanes.
Donald Trump visitó un centro de detención de migrantes ubicado en medio de un humedal en Florida y realizó burlas sobre escapar entre caimanes. ( )

"Deciden entre comer o arriesgarse al arresto"

La situación es tan delicada que muchos jornaleros deben elegir entre comer, pagar el alquiler o arriesgarse a ser detenidos.

Otros, en cambio, prefieren ausentarse por días si reciben alertas comunitarias sobre la presencia de agentes de ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas).

En algunos barrios, vecinos se organizan para advertir sobre redadas en solidaridad con los trabajadores.

Protestas y reclamos contra las tiendas que permiten redadas

En East Windsor, Nueva Jersey, activistas entraron esta semana a una de las tiendas señaladas y desplegaron carteles con mensajes como “ICE fuera de Home Depot”. Exigieron a la empresa dejar de cooperar con las autoridades migratorias, tras reportes de agentes en sus instalaciones.

Manifestantes en el Bronx, Nueva York, contra las redeadas migratorias ordenadas por Donald Trump.
Manifestantes en el Bronx, Nueva York, contra las redeadas migratorias ordenadas por Donald Trump. ( )

“Si durante la protesta dijeron que es una propiedad privada y llamaron a la policía para sacarnos, entonces también podrían impedir la entrada de ICE. Pero no lo hacen”, dijo un activista.

"Me arrestaron solo por usar el baño"

Un jornalero hondureño, que pidió mantener el anonimato, relató que fue arrestado por entrar al baño de Home Depot.

"Me sentí discriminado porque no robé nada, no soy un criminal, sólo vine a buscar trabajo y pago impuestos. El policía me dijo que había entrado a una propiedad privada y le dije que aquí entraban muchas personas", recordó el hondureño, que finalmente fue liberado tras llamar a un abogado.

También contó que tras la amenaza de seguridad de llamar a inmigración, de los cerca de 60 jornaleros que antes se congregaban en el lugar, ahora apenas acuden unos pocos.

“Los que seguimos viniendo tenemos permiso de trabajo. Pero la mayoría no, y ya no regresan. Son de Guatemala, México, Colombia, Nicaragua, Haití y África”.

Protestas en Los Angeles, California, el 4 de julio, contra las redadas migratorias.
Protestas en Los Angeles, California, el 4 de julio, contra las redadas migratorias. ( )

Impacto económico y social de la persecución

El temor a salir a la calle no solo afecta a los jornaleros, sino a toda la cadena productiva que depende de ellos: construcción, jardinería, limpieza, restaurantes y agricultura.

También hay consecuencias para el consumo local porque los jornaleros son también son clientes de restaurantes, bares y otros negocios donde ya no compran porque allí también se realizan redadas.

“Ellos llenan una necesidad económica”, recalcó Nadia Marín. “Pero esta situación abre la puerta a más abusos, como el robo de salarios. Y si protestan, los amenazan con llamar a Inmigración”.

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