El ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney suele decir, apelando a su experiencia de empresario, que Estados Unidos no se puede permitir cuatro años más con Barack Obama como presidente.
El ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney suele decir, apelando a su experiencia de empresario, que Estados Unidos no se puede permitir cuatro años más con Barack Obama como presidente.
Romney llegó a la campaña con una abultada cuenta bancaria, reconocimiento nacional y un amplio grupo de seguidores y recaudadores de fondos que le siguieron desde su intento por convertirse en candidato republicano en 2008.
Con su pronunciada mandíbula, ojos brillantes y cabello canoso (siempre perfectamente peinado), muchos le ven como alguien salido directamente de un cásting de candidatos. Y lleva casado con la misma mujer, Ann, desde hace más de cuatro décadas.
Romney perdió en 2008 ante el senador de Arizona John McCain, quien finalmente se enfrentó a Barack Obama. Pero el descanso le duró poco. Tan pronto como Obama llegó a la Casa Blanca, Romney comenzó a buscar apoyos con la vista puesta en 2012.
Confía en que su experiencia en la empresa privada le ayude a convencer a los votantes de que será capaz de gestionar la recuperación económica mejor que el actual presidente.
El misionero mormón
Willard Mitt Romney nació en 1947 en Michigan. Su padre, George Romney, se convirtió después en gobernador republicano de ese estado e incluso compitió para convertirse en el candidato presidencial republicano en las elecciones de 1968.
Sirvió durante dos años como misionero mormón en Francia, antes de ir a la Universidad, primero a la Juvenil de Brigham y después a Harvard, donde estudió Derecho y Finanzas.
Más tarde Romney se convirtió en uno de los dirigentes de la iglesia mormona en Estados Unidos, y se sumó a la consultora Bain and Company, una empresa con sede en Boston. También fundó Bain Capital, una firma de capital de riesgo.
En 1994 intentó desbancar al veterano demócrata Ted Kennedy en el Senado. Y aunque perdió, al menos logró elevar su perfil en el estado y entre los republicanos de todo el país.
En 1999 fue elegido para dirigir los Juegos Olímpicos de Invierno de Salt Lake City (Utah). Las preparaciones habían estado salpicadas por escándalos, así que los organizadores acudieron a Romney atraídos por sus importantes contactos dentro de la Iglesia Mormona, su sagacidad para los negocios y su reputación de persona honesta.
Los Juegos se consideraron todo un éxito. Ese mismo año Romney se presentó como candidato a gobernador de Massachusetts como un centrista pragmático, disipando los temores de que pudiera aplicar políticas de derecha en un estado tradicionalmente progresista. Y ganó.
Atención Sanitaria
Como gobernador firmó una ley que reformó el sistema de atención sanitaria para que todos los residentes de Massachusetts contaran con seguro médico. Los que no pudieran permitirse uno o no recibieran uno por parte de sus empleadores podrían solicitar subsidios del estado.
Esa política ha sido una cuestión delicada para Romney una y otra vez durante su campaña para llegar a la Casa Blanca.
Sus críticos le acusan de servir de inspiración para el plan de atención médica del presidente Obama, odiado por los republicanos, y que es semejante al programa que Romney convirtió en ley en 2006.
Incluso antes de anunciar oficialmente su candidatura, Romney pronunció un discurso en el que defendía la ley de su estado mientras atacaba el plan de Obama.
Romney también ha tenido que enfrentar cuestionamientos sobre su compromiso con los valores y principios conservadores.
Durante su mandato, una decisión judicial convirtió a Massachusetts en el primer estado en permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Romney criticó aquel veredicto, asegurando que las decisiones relativas al matrimonio sólo se pueden modificar por el voto de la gente, por lo que intentó recabar apoyos para una reforma constitucional en el estado que prohibiera este tipo de uniones gay.
En 2006 decidió no presentarse a la reelección, confiando en competir por la presidencia.
En las primarias republicanas de 2008, Romney se ofrecía como un conservador cuyo éxito en Massachusetts, según él, probaba que sería capaz de conquistar el voto demócrata y de los independientes.
Pero nunca fue capaz de superar las dudas sobre su autenticidad y las acusaciones de que cambió su postura sobre el aborto o los derechos de los gays sólo para ganar el voto de los más conservadores entre los republicanos.
Acabó renunciando a la campaña en febrero, después de haber gastado hasta US$35 millones de su propio dinero.
En esta ocasión, Romney intentó apartarse de la pelea con sus rivales republicanos y centrarse en atacar al presidente.
Y su experiencia en 2008 parece haberle servido para esta campaña, sobre todo durante los diversos debates televisados.
El debate
Romney fue elegido oficialmente candidato del Partido Republicano a la Presidencia durante la convención nacional de Tampa, Florida, el pasado 28 de agosto.
Desde entonces, la suya ha sido una carrera de fondo. Mientras la mayoría de los sondeos daban una ventaja a su rival, Romney salió fortalecido del primer cara a cara televisado.
El bajo desempeño de Obama en el primer debate ilusionó a las bases republicanas y dio aliento a la campaña de Romney.
Además, la elección del congresista Paul Ryan, una de las estrellas jóvenes del partido, como compañero en la fórmula electoral alivió a los sectores duros de la derecha estadounidense.
El próximo 6 de noviembre tendrá que demostrar que es capaz de aglutinar el voto conservador y a la vez el de los independientes descontentos con Obama.
En definitiva, probar que le salen las cuentas para convertirse en el nuevo CEO o director general de Estados Unidos.
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