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El volcán Kilauea entra en erupción en Hawái con fuentes de lava de hasta 300 metros
El fenómeno duró apenas seis horas, pero dejó imágenes impactantes desde el cráter Halemaumau. Las autoridades mantienen una alerta para la aviación.
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Volcán Kilauea entra en erupción( )
El volcán Kilauea, uno de los más activos del planeta, entró nuevamente en erupción este domingo en la isla de Hawái, generando fuentes de lava que alcanzaron los 300 metros de altura. El evento, aunque breve, fue lo suficientemente potente como para activar alertas en la región.
Según el Observatorio Vulcanológico de Hawái, la actividad se concentró en el cráter Halemaumau, una zona cerrada al público, por lo que no representa un peligro inmediato para las poblaciones cercanas. Sin embargo, se emitió una alerta naranja para la aviación, debido a la posible presencia de cenizas en el aire.
Una erupción breve pero intensa
La erupción empezó a las 5 de la mañana en la chimenea norte y duró aproximadamente seis horas, y forma parte de una serie de fenómenos recurrentes que se han registrado desde diciembre de 2024, cuando se produjo una actividad más prolongada y significativa en el mismo volcán.
Este tipo de erupciones breves se han vuelto frecuentes en Kilauea, que se encuentra en una fase de alta actividad en los últimos meses. A pesar de que en esta ocasión no se emitieron flujos de lava fuera del cráter, los científicos siguen monitoreando el comportamiento del volcán ante la posibilidad de nuevos episodios.
Una constante en la región
El Kilauea ha sido históricamente uno de los volcanes más monitoreados del mundo debido a su actividad continua. Las autoridades mantienen un protocolo estricto de vigilancia, tanto para la protección civil como para la seguridad aérea.
En anteriores eventos, las erupciones de este volcán han causado daños estructurales y desplazamientos poblacionales, pero el actual episodio fue contenido completamente dentro del cráter, sin consecuencias mayores reportadas hasta el momento.
La comunidad científica continúa alerta, ya que el comportamiento del Kilauea puede cambiar rápidamente, y cualquier incremento en la actividad podría derivar en nuevos flujos de lava o emisiones de gases tóxicos.
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