18 dic 2015 , 02:07

La campaña electoral cierra en España y las incógnitas siguen abiertas

Existe un alto porcentaje de indecisos, según el instituto de sondeos Metroscopia.

La campaña para las elecciones generales en España acaba este viernes, tras un maratón del conservador Mariano Rajoy para intentar frenar el auge de los partidos emergentes, que podría costarle la reelección como jefe del gobierno, aunque parte en cabeza.

 

"El Partido Popular lo que tiene que hacer es ganar las elecciones", afirmó Rajoy, que se presenta como garante de estabilidad económica y política, a la radio pública en su última entrevista antes de los comicios del domingo.

 

Los sondeos vaticinan que su formación, el conservador PP, será la más votada, obteniendo sin embargo un escaso 30% de votos y entorno a 120 diputados en un parlamento de 350, lejos de la comodísima mayoría absoluta (186) de que disfrutaba desde finales de 2011.

 

Los demás deberían repartirse principalmente entre su rival tradicional, el socialista PSOE, y las dos formaciones emergentes, el centrista Ciudadanos y el antiliberal Podemos, que pisa los talones de los socialistas y amenazan incluso con superarlos.

 

Con un alto porcentaje de indecisos, todo parece posible en estas elecciones, señala José Pablo Ferrándiz, responsable del instituto de sondeos Metroscopia.

 

Para los comicios de 2011 "ya se sabía un año antes lo que iba a pasar y ahora uno de cada cuatro electores aún no está decidido, a dos días de las elecciones", subraya.

 

"En el tramo final de campaña pueden remontar todos", coincidía Rajoy, manteniendo su inquebrantable flema pese al agotamiento de dos semanas en la carretera, recorriendo los cuatro rincones del país para llegar a 34,5 millones de electores.

 

Tras una legislatura marcada por impopulares políticas de austeridad, el mandatario, de 60 años, basó su campaña en la recuperación económica: su gobierno prevé un crecimiento de 3,3% del PIB este año.

 

El país conserva sin embargo un muy elevado desempleo (21,18% de media, 46,6% entre los menores de 25 años) y una creciente desigualdad entre ricos y pobres.

 

Esta situación, los recortes en servicios públicos y los escándalos de corrupción impulsaron el auge de Podemos, partido fundado a principios de 2014 y liderado por el politólogo Pablo Iglesias, de 37 años, que durante la campaña electoral remontó considerablemente en los sondeos.

 

Momento 'histórico'

"Estamos viviendo algo histórico y estoy convencido de que el próximo domingo va a ser un día que vamos a recordar con el tiempo", lanzó Iglesias en un acto electoral el viernes en Murcia, en el sureste, adonde viajó para responder las preguntas de los ciudadanos.

 

Esta proximidad con los electores caracterizó la campaña, que debía terminar al filo de la medianoche con mítines en Madrid y Valencia, tras llevar a los candidatos a innumerables platós de televisión y sacar a Rajoy a las calles contra su costumbre. 

 

Fue durante uno de estos paseos electorales, en Pontevedra (noroeste), cuando recibió el miércoles un fuerte puñetazo en la cara, asestadó por un muchacho de 17 años, que fue detenido.

 

El jefe de gobierno, que decidió no presentar denuncia, intentó quitarle hierro al asunto y pidió que nadie sacase provecho político de esta agresión.

 

Pero lo cierto es que la campaña vivió otros momentos de gran tensión, como un debate televisivo especialmente bronco entre Rajoy y el líder socialista, Pedro Sánchez, de 43 años, cuyos ataques, excesivos para algunos, pueden volverse contra él y costarle el liderazgo de la izquierda en favor de Podemos.

 

"Es probable que Podemos le pueda ganar al PSOE en número de votos", considera Ferrándiz, señalando que "Pablo Iglesias ha tenido una imagen mejorada".

 

Está también por ver qué soluciones se pueden encontrar tras las elecciones para formar gobierno; si el líder de Ciudadanos, el jurista de 36 años Albert Rivera, acepta favorecer, aunque sea con su abstención, a los populares.

 

También, el impacto de un ejecutivo más o menos inestable en la recuperación. 

 

"Un gobierno de coalición entre PP y Ciudadanos es nuestro escenario básico y debería ser favorable al mercado y a los negocios", afirmaba el economista Thomas Strobel en una nota de UniCredit. Sin embargo, "un periodo de inestabilidad política podría ciertamente quitar algo de fuerza a la mejora" económica, matizaba Jonathan Loynes, analista de Capital Economics.

Noticias
Recomendadas