De un entorno bohemio en Los Ángeles a la marginación y adicciones, la vida de Adam Farrar está marcada por el distanciamiento de su famoso hermano.
- Fotografía de Leonardo DiCaprio y su hermano Adam Farrar.( )
En las sombras de Hollywood, entre las luces de fama que ha alcanzado Leonardo DiCaprio, se esconde la historia de Adam Farrar, su hermanastro, cuya vida se desmoronó debido a las adicciones y conflictos personales. Farrar, nacido el 4 de octubre de 1971, creció en un ambiente bohemio junto a Leonardo, en el barrio de Los Feliz, un lugar marcado por la delincuencia y el consumo de drogas. Ambos compartieron su niñez, desde actividades cotidianas hasta sueños de actuar, pero la trayectoria de Leonardo comenzó a despegar mientras Adam se perdía en las sombras de sus propios problemas.
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De la actuación a la autodestrucción
Adam Farrar fue el primero en incursionar en la industria del entretenimiento, participando en programas y películas a temprana edad. Su trabajo en televisión, como en Galáctica 1980 y The Victims, despertó el interés de su hermano menor, quien decidió seguir sus pasos en el mundo de la actuación. Mientras la carrera de Leonardo DiCaprio despegaba con películas como Titanic (1997), la vida de Adam se veía marcada por la adicción severa a la heroína. El consumo de drogas se intensificó y lo llevó a cometer delitos menores, como robos en supermercados, para mantener su vicio. Leonardo, por su parte, se mantenía alejado del mundo de las drogas, lo que los distanció aún más.
El alejamiento de su familia y el declive personal
El creciente distanciamiento de Leonardo no fue la única consecuencia de sus adicciones. A lo largo de los años, Adam Farrar acumuló varias detenciones por posesión de sustancias, violencia doméstica y acoso. En 2000, fue acusado de intento de homicidio contra su pareja, aunque los cargos fueron desestimados. La situación empeoró cuando en 2014 fue arrestado en Texas por esconder a su hija de seis años de las autoridades. A partir de ese momento, Adam perdió la custodia de su hija, Normandie, quien fue puesta al cuidado de George DiCaprio, el padre de Leonardo. Desde entonces, ha vivido en condiciones precarias, en una casa en ruinas en un suburbio pobre de Los Ángeles, trabajando como pintor de escenografías para televisión.
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