En la comunidad gamer, pocos temas generan tanto debate como las nominaciones a los premios de videojuegos más prestigiosos del año ¿Un DLC lo merece?
La reciente inclusión de un contenido descargable (DLC) de Elden Ring y el remake de Silent Hill 2 en las categorías principales, como Mejor Juego del Año y Mejor Narrativa, respectivamente, en los Game Awards (GOTY), ha desatado una polémica sobre los criterios de elegibilidad y la evolución del reconocimiento en la industria.
La nominación del DLC, Shadow of the Erdtree, de Elden Ring a Mejor Juego del Año, ha puesto en jaque a los organizadores y críticos. Para muchos, la expansión demuestra la capacidad de un contenido adicional para ofrecer experiencias narrativas y jugables tan ricas como las de un título completamente nuevo.
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Sin embargo, detractores argumentan que nominar un DLC en igualdad de condiciones con juegos originales desvirtúa el reconocimiento de obras que comienzan desde cero.
Un DLC es, por definición, una extensión de un juego ya existente. ¿Puede ser justo compararlo con títulos que construyen su mundo y narrativa desde cero?
Mientras que la nominación de Silent Hill 2 Remake a Mejor Narrativa ha generado un debate igualmente encendido. Si bien el juego ha sido aclamado por revitalizar uno de los relatos más influyentes en la historia de los videojuegos, muchos se preguntan si un remake debería competir en esta categoría, considerando que su narrativa es esencialmente la misma que en 2001.
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Los defensores del remake argumentan que la calidad del guion, ahora complementada por tecnología moderna y actuaciones más matizadas, justifica su lugar en la lista.
Sin embargo, críticos señalan que los premios deberían centrarse en nuevas historias, especialmente en una era donde la creatividad y la innovación son clave para destacar en un mercado saturado.
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