15 jun 2013 , 08:05

El fotógrafo que consiguió inmortalizar al auténtico Don Vito Corleone

   

El joven logró ingresar a la prestigiosa agencia Magnum luego de conseguir el retrato.

Conseguir ser parte de la prestigiosa agencia de fotografía Magnum, que ha presumido de tener solo a los mejores profesionales en su plantilla, llevó en 1959 al chileno Sergio Larraín a aceptar la descabellada propuesta de uno de sus fundadores, Henri Cartier-Bresson. La prueba que tenía que superar consistía en fotografiar al temido mafioso siciliano Giuseppe Genco Russo, algo que hasta entonces nadie había conseguido.

 

Larraín viajó a la isla italiana Sicilia y la recorrió durante tres meses. Fotografió todo tipo de escenas. Sin embargo, para lograr el objetivo debía averiguar el paradero del jefe de la Cosa Nostra, al "Don Vito Corleone". Cuando preguntaba, nadie se atrevía a decirle donde vive Russo. Cuando ya todo parecía perdido, en una conversación en un bar, un lugareño le contó que Russo vive en un poblado llamado Caltanissetta.

 

Con esa pista, para joven fotógrafo chileno fue más fácil conseguir el paradero de la llave que lo llevaría a Magnum. Se trasladó al pueblo y alquiló una habitación justo en frente de la casa del mafioso. Seguramente por el miedo, primero sus pasos fueron desde lejos, desde la ventana de su casa. Parapetado tras la ventana, toma cientos de fotografías, pero ninguna le convence. Quiere sacar un retrato de Russo, así que decide cambiar de estrategia. 

 

Haciéndose pasar por un turista interesado en las ruinas romanas de la zona, Larraín se gana la confianza del abogado de Russo, quien lo introduce en casa de Russo y no tarda en tener también simpatías de toda la familia del "padrino". Un día, después de un banquete en una de sus frecuentes visitas, el fotógrafo saca su cámara y empieza a captar imágenes de distintos objetos de la vivienda mientras el capo se retira a dormir una siesta. Larraín lo sigue hasta su habitación y es sorprendido ‘in fraganti’ por sus guardaespaldas.

 

Sin amilanarse, el chileno expresó sus deseos por sacar varias tomas de Russo y seleccionar la mejor para incluirla en su álbum de recuerdos, por lo que el siciliano decide ponerse un traje y un sombrero y posar bajo un retrato que, semanas después, se convirtió en la portada de numerosas revistas de todo el mundo, publica la versión online del diario español ABC.
 

 

La historia completa junto a algunas de las fotografías que tomó Larraín en Sicilia las recogió el fotógrafo Marcelo Caballero en su blog Miradas Cómplices

 

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