03 sep 2016 , 10:14

Cordero: "Debería haber más fuerza en lo que se produce aquí"

Propone incentivos fiscales para la empresa privada que apoye a cineastas nacionales.

El director ecuatoriano Sebastián Cordero, que acaba de estrenar su más reciente producción, "Sin muertos no hay carnaval", no solo ha cambiado en el país la forma de hacer cine, sino que lo ha hecho incluso en tiempos de crisis, cuando el oficio requiere aún más el apoyo de la gente.

El también director de "Europa Report" (2013) está en el Ecuador para descubrir aquellas historias del realismo social que le llevaron al éxito en su primera producción "Ratas, ratones y rateros" (1999).

Cordero considera que el cine ecuatoriano atraviesa por uno de esos ciclos críticos que devienen también de una difícil situación económica para el país, agobiado, sobre todo, por el desplome de los precios del petróleo (su principal producto de exportación) y un terrible terremoto que asoló un sector del norte de la costa a mediados de abril pasado.

"Los últimos dos años ha habido un bajón notable, espero que pronto se dé la vuelta" la situación y haya un nuevo auge en la producción cinematográfica ecuatoriana, manifestó Cordero en una entrevista con Efe.

Elogió el desarrollo que ha tenido la producción nacional desde hace unos siete u ocho años, reflejada por la aparición de los llamados "fondos concursables" y la creación del Consejo Nacional de Cine.

"Hubo años excepcionales para el cine nacional, pero en los últimos muy poco", porque mermaron los "fondos concursables" y ello obligó a producciones más pequeñas, entre las cuales "pueden haber cosas muy buenas", opinó.

En los buenos tiempos es fácil calcular la proyección financiera de una película, pero en crisis es más difícil, señaló Cordero que, no obstante, asegura que "la gente, los espectadores están ahí, en las salas de cine".

"La producción de Hollywood llena las salas, pero hay poco espacio para otro tipo de producciones", remarcó Cordero, quien se lamenta de que, en esta época, poca gente acuda a los cines para admirar producciones nacionales y de que haya "muy pocas pelis que han sido interesantes".

"Debería haber más fuerza en lo que se produce aquí" y animar a, por ejemplo, la creación de incentivos fiscales para la empresa privada que apoye a los cineastas nacionales, como lo que sucede, con éxito, en países como Colombia, México, Brasil o Europa, expresó.

Y es que para Cordero el consumo del cine y del arte, en general, debe formar parte del consumo básico de los ciudadanos. "El cine es uno de los medios de comunicación más potentes" y un instrumento eficaz para la difusión cultural, agregó.
 

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Su última película, "Sin muertos no hay carnaval", surgió gracias a una alianza de empresas de Ecuador, México y Alemania, que apostaron por una de las ricas historias que suceden en su país.

"En Ecuador hay tantas historias que son tan buenas y que hay que contarlas", señaló Cordero que, en la cinta que acaba de estrenar relata "muchas historias" que buscan "que la gente reaccione".

"Para mí, lo más valioso es el instinto para sentir que alguna historia te llama por alguna razón", apostilló y contó que la película, estrenada esta misma semana en Quito, trata sobre una invasión de tierras en Monte Sinaí, un sector de la periferia de Guayaquil.

"Es una peli que, dentro de la misma línea de mis otras películas, te deja un final con muchas preguntas", en el marco de una "situación compleja" pero que "engancha mucho" al público con una trama de tensión y suspenso, relató.

Cordero, el más prestigioso cineasta ecuatoriano contemporáneo, dirigió "Ratas, ratones y rateros" (1999), "Crónicas" (2004), "Rabia" (2009), "Pescador" (2012), "Europa Report" (2013) y "Sin muertos no hay carnaval". Su obra ha sido exhibida en festivales como los de Cannes, Sundance, San Sebastián, Buenos Aires y La Habana, entre otros.

Su cinta "Rabia" ganó en 2010 la Biznaga de Oro al mejor largometraje en el XIII Festival de Cine Español de Málaga; y con "Ratas" obtuvo premios a la Mejor Película y Mejor Ópera-Prima en el Festival de Cine Latinoamericano de Trieste (1999) y Mejor Ópera-Prima y Mejor Actor en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva (1999).

Su filme de debut también ganó premios a la Mejor Edición en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana (1999), el de la Crítica en el Cuarto Encuentro Latinoamericano de Cine de Lima (2000) y el de Mejor Película en el Festival de Cine Iberoamericano de Bruselas (2000), entre otros.

 

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