12 mar 2025 , 13:39

Luis Enrique y la histórica noche del PSG en Anfield

por primera vez en mucho tiempo, la Champions parece un sueño realista para el equipo de la capital francesa.

   

La victoria del París Saint-Germain en Anfield, eliminando al Liverpool en los penales, representa mucho más que un simple avance en la Champions League. Es la confirmación de que el proyecto liderado por Luis Enrique está listo para desafiar la historia y romper la maldición que persigue al club desde la llegada de los inversionistas cataríes en 2011.

Sin grandes estrellas individuales como en el pasado, pero con una idea de juego clara y un bloque sólido, el técnico español ha logrado lo que otros no pudieron: convertir al PSG en un equipo de verdad donde resalta el defensor ecuatoriano William Pacho, magistral en la serie.

El fin del "galacticismo" parisino

Durante más de una década, el PSG apostó por los nombres más rutilantes del fútbol mundial. Desde Zlatan Ibrahimovic y Edinson Cavani hasta el tridente Neymar-Messi-Mbappé, el club invirtió cifras astronómicas con la esperanza de levantar la ansiada 'Orejona'.

Sin embargo, la historia se repitió una y otra vez: decepciones en instancias decisivas, eliminaciones dolorosas y un equipo que, en los momentos clave, parecía más un conjunto de individualidades que una máquina colectiva.

Quote

La llegada de Luis Enrique marcó un cambio radical. En lugar de fichar galácticos, apostó por jóvenes con hambre de gloria y comprometidos con un sistema de juego colectivo como Willian Pacho, por ejemplo.

El resultado ha sido un PSG más equilibrado, con identidad y, sobre todo, con una mentalidad diferente en los grandes partidos.

Lección de carácter en Anfield

El PSG no llegó como favorito a la serie contra el Liverpool, equipo que domina la Premier League y que había demostrado un poderío ofensivo temible en la fase de grupos.

Además, la derrota en la ida en París por un gol en el tramo final parecía otra página escrita en el libro de fracasos del PSG en Champions. Pero Luis Enrique no perdió la confianza. "Si logramos repetir el partido de hoy...", dijo tras el primer duelo. Y su equipo cumplió, clasificó.

El planteamiento en Anfield fue valiente, sin complejos. Aunque el Liverpool tuvo momentos de dominio, el PSG supo equilibrar el encuentro, encontrar el gol con Ousmane Dembélé y llevar la eliminatoria a los penales, donde Gigi Donnarumma se vistió de héroe. No fue un golpe de suerte, fue la consecuencia de un equipo que cree en su idea y en su entrenador.

El inicio de algo grande

"Esto es solo el principio", sentenció Luis Enrique tras la clasificación. Y tiene razón. El PSG está lejos de haber alcanzado su techo. Con un equipo joven, con una media de edad de 25 años y varios jugadores clave por debajo de los 24, el margen de crecimiento es enorme.

Pero lo más importante es que el PSG ha dejado de ser el equipo frágil y lleno de egos que se desmoronaba en los momentos clave. Ahora es un bloque sólido, con convicción y, sobre todo, con un entrenador que sabe lo que hace.

El camino aún es largo, y en el horizonte asoma la posibilidad de enfrentarse al Barcelona en semifinales. Un duelo cargado de simbolismo para Luis Enrique, quien conoce como pocos el ADN culé.

Pero si algo ha demostrado este PSG es que no teme a nadie. Y por primera vez en mucho tiempo, la Champions parece un sueño realista para el equipo de la capital francesa.

Noticias
Recomendadas