06 mar 2025 , 13:45

Barcelona se permite soñar en la Copa Libertadores

   

En una noche de Copa Libertadores que prometía ser complicada, Barcelona SC hizo gala de un fútbol tan elegante como la vestimenta de su entrenador, Segundo Alejandro Castillo.

Con un impecable traje y corbatín, el estratega ecuatoriano no solo lució bien en el banquillo, sino que también dirigió un equipo que deslumbró en el campo, aplastando 3-0 al Corinthians, que llegaba con el favoritismo sobre sus hombros.

El conjunto torero dominó con autoridad en el Monumental. Janner Corozo, con un doblete, y Octavio Rivero, con un certero cabezazo, sellaron un triunfo categórico que deja al equipo amarillo con un pie en la fase de grupos de la Libertadores.

Sin embargo, más allá del resultado, lo que realmente llamó la atención fue el fútbol exhibido por Barcelona, un equipo que mostró jerarquía, contundencia y solidez en todas sus líneas.

Desde el primer minuto, el equipo de Castillo dejó claro su plan de juego. Un mediocampo agresivo, liderado por Leonai Souza y Dixon Arroyo, asfixió al Corinthians y evitó que sus figuras pudieran desplegar su talento.

Los laterales, especialmente Bryan Carabalí, se convirtieron en puñales por las bandas, generando constante peligro. Así llegó el penal que abrió el marcador, cobrado con frialdad por Corozo justo antes del descanso.

No desentonó por la banda izquierda Gustavo Vallecilla, pese a que es central, pero tuvo que actuar allí como el plan C de Castillo, ante las ausencias de Aníbal Chalá y Mario Pineida.

En el segundo tiempo, Barcelona no bajó la intensidad. Mientras Corinthians intentaba reaccionar, el cuadro torero mantenía su postura ofensiva.

Rivero aprovechó un gran centro de Carabalí para aumentar la ventaja y, minutos después, un error del arquero brasileño permitió que Corozo sentenciara la goleada. Un 3-0 contundente que refleja la superioridad de los ecuatorianos.

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Si Barcelona mantiene su esencia, orden y contundencia, será muy difícil que la clasificación se le escape en Brasil.

La imagen de Segundo Castillo en el banquillo, con su elegancia y su serenidad, contrastaba con la desesperación del equipo visitante. El exvolante de la selección ecuatoriana ha transmitido a sus jugadores esa mezcla de clase y carácter, cualidades que fueron evidentes en cada jugada del partido.

Ahora, con la confianza por las nubes y una ventaja considerable, Barcelona deberá cerrar la serie en Brasil. Corinthians, herido en su orgullo, seguramente saldrá con todo en busca de la remontada.

Por eso es importante el mensaje que Castillo ha dado a la afición y a los jugadores tras el duelo de anoche en Guayaquil: mesura. Si bien la ventaja es amplia, ante un equipo brasileño nunca hay que confiarse.

El Ídolo, que marcha bien en el torneo local, siendo puntero, también está demostrado que puede competir con autoridad en la Copa Libertadores. Si mantiene este nivel, podría ser solo el primer paso de una campaña que promete emociones. Barcelona se permite soñar.

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