Desde el 13 de abril han circulado varios análisis referidos al buen momento de gobernabilidad que acompañará al presidente Daniel Noboa a partir del 24 de mayo. Y para sustentar esta tesis se traen a colación dos argumentos: que el correísmo, como fuerza hegemónica desde 2007, sufrió la peor derrota de su historia. Fueron más de 11 puntos entre el candidato presidente y Luisa González. Y que, por primera vez, un Presidente se relacionará con una legislatura bipartidista, donde su bancada tiene la sartén por el mango.
Sin embargo, hay un tercer elemento a considerar. Quizás el más importante de todos: que no hay en la oposición un solo líder que le haga peso.
La crisis dentro de la Revolución Ciudadana es profunda. A la derrota del 13 de abril se suman las revelaciones de los chats de la Liga Azul que denotan que las intrigas desde de la cúpula dirigencial fue una práctica común, donde se grababa todo lo que se conversaba y existía un nivel de menosprecio entre unos y otros.
Si no hay una purga, este movimiento puede desgajarse como una naranja, porque los intereses particulares de cada mando medio hoy cuentan más que la unidad que les garantizaba Rafael Correa.
Luisa González debe reconstruirse y buscar espacios en 2027, quizás como Prefecta de Manabí. Aquiles Álvarez velará porque el juicio por el caso Triple A no prospere y mantenga viva la llama de la reelección, con o sin RC5 en el patrocinio.
Pabel Muñoz tiene una revocatoria de mandato a la vuelta de la esquina y un concejo metropolitano en el que cada día pierde influencia.
Paola Pabón saldrá de la Prefectura de Pichincha donde radica la principal maquinaria de movilización política del correísmo.
Marcela Aguiñaga tendrá que proyectar su futuro, quizás refundando la agrupación y, por otro lado, sin opción de recuperar la confianza de Noboa.
Mientras que el expresidente Rafael Correa parece no tener un propósito. Su empecinamiento en denunciar los mecanismos más cómicos de fraude ha menoscabado su condición de líder, al punto de que sobre él se publican más memes que reflexiones.
Jaime Nebot parece ya un político jubilado. Su gran espacio de poder serán cuatro legisladores y la posibilidad de negociar con ellos algún ministerio o impunidad. Su alianza con el correísmo lo trituró al extremo.
En el movimiento indígena también hay damnificados. Las críticas de Leonidas Iza al acercamiento entre los nueve legisladores de Pachakutik al Gobierno hablan de su debilidad actual.
Difícilmente, sus bravatas para detener cualquier acuerdo con ADN tendrán la misma fuerza que lo que el oficialismo podrá ofrecer. Por lo que esa situación, así como la rendición de cuentas que tendrá que hacer en junio dentro de la Conaie pueden cercarlo por un buen tiempo.
Noboa está solo en la delantera. Una enorme ventaja para marcar los goles que desee o fracasar en ellos si no aprovecha este momento único en la historia política reciente.
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