El estilo de Niels Olsen

No han pasado 25 días desde el inicio de la nueva legislatura y la manera en que Niels Olsen, presidente de la Asamblea, la conduce ya ha desatado críticas. La más recurrente: su intolerancia hacia quienes no están alineados con el oficialismo.

Más allá de las quejas del bloque de la Revolución Ciudadana —excluido de todas las instancias directivas y políticas clave, tal como ellos mismos hicieron entre 2009 y 2013 con su mayoría absoluta—, negarles la posibilidad de intervenir en el pleno roza el atropello. Olsen da la palabra a cuentagotas. El uso que los legisladores hagan de ella, ya sea para un debate riguroso o para polemizar, es parte de un derecho que va más allá de un criterio subjetivo.

A eso se suma la acusación del socialcristiano Alfredo Serrano en Teleamazonas: que la mayoría legislativa apuró la designación del representante del Ejecutivo para el Consejo Directivo del IESS —un trámite nuevo— sin compartir información clave de la terna, como hojas de vida y documentos de idoneidad. En otras palabras, el trámite fue un mero requisito para imponer a Édgar Lama, el exministro de Salud, porque había los votos suficientes.

La forma en que se conduce el debate de las leyes, apurando su aprobación cuando hay votos garantizados o dilatándolas cuando no, amenaza con deteriorar aún más la institucionalidad. La carrera política de Olsen ha sido vertiginosa: pasó de ministro afable de Turismo de Guillermo Lasso a figura central de Daniel Noboa, primero en campaña y ahora en la Asamblea. Sin embargo, la idea de firmeza y liderazgo se ha convertido en extremos: plenarias de lunes a viernes y descuentos a los legisladores ausentes —medidas que, en un Parlamento de 151 voluntades políticas dispersas, son imposibles de sostener y podrían volverse en su contra.

Conducir la Asamblea con decisión, agilidad y firmeza no es lo mismo que hacerlo con sabiduría y respeto democrático. Solo con apertura al debate y un manejo inteligente de los conflictos se garantizará que leyes tan delicadas como la de Inteligencia se discutan a fondo y con todas las voces parlamentarias. Así, Olsen y el Gobierno podrían repartir mejor las derrotas, los errores y los reclamos ciudadanos, porque no hay luna de miel que aguante el peso de gobernar un país tan complejo como Ecuador.

A propósito del newsletter publicado el lunes 2 de junio de 2025, bajo el título Noboa y el exprimidor de naranjas recibí una carta de Eva García Fabre, cuestionando que yo la incluyera en la lista de dirigentes de la Izquierda Democrática que pasaron a colaborar con el correísmo y Alianza PAIS desde 2007.

La señora García Fabre aclara que nunca fue afiliada a la ID y que su única vinculación fue su candidatura vicepresidencial con Rodrigo Borja en 2002. En adelante, señala que todo su trabajo en el sector público ha sido representación del sector empresarial. Por tal motivo, acojo con absoluta apertura su reclamo, ofreciéndole mis disculpas por el error cometido.