17 sep 2024 , 12:48

Base de Manta, una historia de 25 años

   

Junto al congelamiento de los depósitos bancarios y al salto al vacío que, en ese momento, suponía la dolarización, la firma del acuerdo de uso militar, para EE.UU., de la Base de Manta, fue otra de las decisiones controversiales que minaron al presidente Jamil Mahuad Witt, al punto de ser derrocado.

Basta con revisar los periódicos entre 1999 y 2002 para constatar cómo la izquierda de entonces, en sus interminables manifiestos políticos, incluía el fin de ese convenio porque no había acto más atentatorio contra la soberanía nacional que entregarle una base militar a los gringos, pues sostenían que Ecuador abría una peligrosísima puerta para inmiscuirse en el Plan Colombia y su estrategia de combate al terrorismo, las guerrillas y el narcotráfico.

La sociedad, en su mayoría, se adhirió a ese razonamiento. No solo cuando Mahuad perdió el poder el 21 de enero de 2000, sino porque la revuelta indígena-militar que dio el golpe de Estado ganó la Presidencia, con Lucio Gutiérrez y Pachakutik.

Hasta el día en que el coronel pasó a segunda vuelta, en octubre de 2002, una de las ofertas de campaña, junto a la extradición de los banqueros corruptos, era terminar con la Base de Manta. Hecho, por supuesto, que Gutiérrez olvidó ni bien replanteó su campaña finalista visitando la Embajada de EE.UU. en Quito.

Pachakutik se fue del gobierno a los seis meses, pues su canciller, la dirigente indígena Nina Pacari, no pudo delinear una política exterior “soberana” que incluía el alejamiento de la Casa Blanca para acercarse al eje de izquierdas con el que Hugo Chávez y Lula da Silva habían seducido a millones de sudamericanos, bajo la agenda del Foro de Sao Paulo.

Rafael Correa llegó al poder en enero de 2007 y su retórica socialista, por supuesto, dio lumbre nueva a la cuestión política sobre la Base de Manta. Al naciente gobierno de Alianza PAIS los calendarios le cayeron de maravilla, pues su posición anti-acuerdo con EE.UU. simplemente se extendió hasta noviembre de 2009, cuando se cumplieron los 10 años del acuerdo y Correa optó por no renovarlo.

Mientras tanto, en la Constitución de Montecristi se incluía el artículo de prohibición del uso bases militares para fuerzas externas, que hoy el presidente Daniel Noboa decidió meter en la campaña electoral y, encauzar la reforma hacia un nuevo referéndum.

25 años después, la gente parece tener otra visión sobre la trascendencia de un acuerdo como este y el debate seguirá sujeto a la manipulación de los políticos de todas las tendencias.

Mahuad, en 1999, le dio un trámite frío vía Congreso Nacional, con el apoyo del PSC y Heinz Moeller, entonces presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales. Ese diputado, tras el golpe del 21 de enero de 2000, pasó a ser canciller de Gustavo Noboa protegiendo el convenio con los EE.UU.

Las fuerzas sociales hablaban de un entreguismo sin precedentes porque Ecuador no recibió recursos abundantes como sí lo gestionaron Andrés Pastrana y Álvaro Uribe para viabilizar el Plan Colombia. Hoy, en cambio, amplias corrientes de opinión, con las que Noboa pretende sintonizar, aseguran que la salida de los militares estadounidenses fue el inicio de la desgracia en Ecuador, porque a partir de 2009, se incubó el negocio del narcotráfico y su penetración estatal, con la anuencia del gobierno correísta que hasta 2017 estuvo en el poder.

El país, hace 25 años, no dimensionaba una iniciativa como el Plan Colombia, de guerra transnacional contra las drogas y el terrorismo.

Es verdad también que, como la famosa pregunta de la extradición de delincuentes en las consultas de Guillermo Lasso y Noboa, una base gringa no es la solución mágica al problema de la inseguridad narco.

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Sin embargo, Noboa logra gestionar un sentimiento ciudadano para capitalizarlo políticamente. Dividirá al país entre buenos y malos, porque nuestra sociedad está polarizada en todo sentido. ¿Será suficiente? ¿Será exitoso? No lo sabremos hasta las elecciones.

Lo que sí queda claro que es una vez más, como ya ocurrió con la dolarización y los acuerdos de paz con el Perú, la Base de Manta es otra decisión adoptada por el cortísimo gobierno de Mahuad que ahora, un cuarto de siglo de después, gran parte del país la reconoce como algo acertado.

*La falta de una lectura clara sobre el efecto de la sequía. El Gobierno evade una discusión urgente y nacional. La noche del miércoles 18 se iniciará un apagón de ocho horas bajo el argumento de reparaciones técnicas (hace 10 días hubo otro de cuatro horas). ¿Los cortes de luz son irreversibles mientras no se recuperen los embalses? Por otro lado, varios cantones han empezado con racionamientos de agua potable y miles de hectáreas de producción agrícola están amenazadas. ¿Quién le pone el cascabel al gato? https://www.ecuavisa.com/noticias/ecuador/sequia-ecuador-epoca-seca-cortes-agua-JB7993784
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