Nosotros no seremos meros expectadores de un momento histórico, sino que también saldremos a escribir la nuestra, pues una victoria nos catapultará al Mundial 2026.
- El italiano Carlo Ancelotti termina su contrato con el Real Madrid y se hará cargo de la selección de Brasil.( )
Carlo Ancelotti deja el ruido de los clubes europeos para asumir uno de los retos más simbólicos —y exigentes— del fútbol mundial: devolver a Brasil a la cima. Y lo hará con la selección de Ecuador como primer obstáculo en su camino.
Para nuestra Tricolor, el próximo 5 de junio será algo más que una fecha FIFA; será una cita con la historia frente a un técnico que ha moldeado leyendas y que ahora busca construir una nueva.
Nosotros no seremos meros expectadores de un momento histórico, sino que también saldremos a escribir la nuestra, pues una victoria nos catapultará al Mundial 2026.
El palmarés de Ancelotti habla por sí solo. Siete veces ganador de la Copa de Europa (cinco como técnico), campeón en los cinco grandes campeonatos europeos, y dueño de una habilidad casi única: sacar lo mejor de sus plantillas sin estridencias ni polémicas.
Pero también llega con cuentas pendientes. Su última temporada con el Real Madrid ha sido agridulce: adiós a la Champions en semifinales, derrotas en los clásicos ante el FC Barcelona y una sensación de cierre forzado, más que consensuado.
Lo que para muchos es el final de un ciclo, para Brasil es el comienzo de una nueva era.

Ancelotti asumirá el timón de una selección golpeada anímicamente, que lleva más de 20 años sin levantar una Copa del Mundo y que ha pasado de ser temida a ser cuestionada.
Sin embargo, el técnico italiano contará con un lujo que ya conoce bien: Vinicius, Rodrygo, Militão y la joven joya Endrick, ahora no como sus pupilos en Madrid, sino como sus soldados en el “Scratch”.
Y aquí entra Ecuador. Nuestro país será el primero en poner a prueba esta nueva versión de Brasil. No es poca cosa. La Tricolor enfrentará no solo a un once lleno de talento, sino al debut táctico de una mente brillante, al ensayo inicial de una sinfonía que Brasil espera afinar rumbo al Mundial 2026. Lo que pase en ese partido será visto y analizado en todo el mundo.
Desde nuestro lado, es una oportunidad dorada. Para Willian Pacho, Moisés Caicedo, Piero Hincapié y compañía, es una vitrina de alto calibre. Más allá del resultado, Ecuador tiene la chance de demostrar que puede competir, que no le teme al cartel ni al técnico en el banquillo rival.
Además, será una gran prueba para ver cómo Sebastián Beccacece plantea el duelo táctico frente a un entrenador que ha escrito capítulos dorados del fútbol moderno.
El fútbol sudamericano está cambiando de protagonistas, y Ecuador no puede quedarse como espectador. Enfrentar a Ancelotti no es cuestión de fe, es un reto futbolístico de peso. Y si algo ha demostrado esta selección en los últimos años, es que está lista para desafiar etiquetas.
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