17 jul 2015 , 10:15

Consejos para no enfermar por culpa del aire acondicionado

   

Los gérmenes que puedan estar acumulados en el aire acondicionado son un riesgo.

Por: María del Cisne Guamán 

Ecuavisa.com 

 

 

Es muy común que el aire acondicionado apunte directamente a nuestro cuerpo cuando dormimos y eso muchas veces nos provoca problemas de salud.

 

Según los expertos, es fundamental que el sistema de aire acondicionado de una casa reciba mantenimiento, pues si no se lo hace, esto puede conllevar el almacenamiento de gérmenes. Y es que aunque el aire frío del aparato de por sí no supone un peligro para la salud respiratoria, los gérmenes que puedan estar acumulados en el mismo, significan un riesgo para la salud.

 

Entre las enfermedades que se pueden propagar por el mal mantenimiento de estos equipos y la suciedad que se incrusta en ellos se encuentra la legionelosis, una enfermedad pulmonar que resurge cada verano ante la proliferación de torres de refrigeración, las altas temperaturas y la humedad ambiental elevada.

 

Por tanto, como las gripes los provocan los virus y bacterias, el choque de temperatura provocado por el calor de la calle y el frío del aire acondicionado de casa o de la oficina no es el culpable de los catarros estivales. El dolor de garganta asociado a los aparatos de aire acondicionado se debe a la falta de humedad en el ambiente, lo que genera la sequedad en las mucosas, publica el portal de quees.

 

Los músculos también se pueden ver afectados, ya que el aire frío los puede contracturar. Y es que cuando llegamos a casa sudando y nos ponemos delante del aire frío, estos tienden a contraerse. La tortícolis, que es la contracción mantenida del músculo esternocleidomastoideo, suele ser la lesión más común.

 

¿Cómo evitar estas molestias?

 

Debemos cubrirnos con alguna prenda fina si no se puede evitar que la corriente de aire apunte directamente al cuerpo y regular bien la temperatura del aparato. Lo ideal, entre 23 y 24 grados, coinciden todos los expertos. Además, lo aconsejable es activar el aire acondicionado cuando realmente haga falta, es decir, en los momentos en los que el calor es más intenso.

 

Para evitar la sequedad debemos dar pequeños sorbos de agua de manera constante. Y para conseguir un ambiente más húmedo, podemos llenar la habitación de plantas que transpiren agua y ayuden a aumentar la humedad del lugar.

 

Y por último, la ventilación del lugar en el que hemos puesto el aire acondicionado es fundamental para evitar la concentración de bacterias y microorganismos provenientes del aparato. Para ello, basta con abrir las ventanas por lo menos 15 minutos y así mejorar la calidad del aire.

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