La monja Genevieve desafía el protocolo del Vaticano y llora junto al féretro del Papa Francisco

Con mochila al hombro y desafiando el protocolo, la amiga del pontífice y defensora de transexuales y feriantes rezó en silencio junto al féretro del Papa Francisco, a quien acompañó en su misión de abrir las puertas de la Iglesia a los excluidos.
La monja francesa sor Geneviève Jeanningros asiste a una ceremonia para rendir homenaje a su tía, la monja francesa Léonie Duquet.()
23 abr 2025 , 06:28
EFE

Mientras los cardenales y obispos daban el último adiós a Francisco uno por uno, una pequeña religiosa se saltó el protocolo y se colocó en uno de los lados para detenerse en oración durante varios minutos sin que nadie pudiera decirle nada: era sor Geneviève Jeanningros, amiga del Papa y quien le llevo ante los últimos de Roma, los feriantes y las transexuales.

La monja, de 81 años, de la orden de las Hermanitas de Jesús y con una mochila sobre sus hombros, se acercó discretamente a la zona donde se había colocado el féretro del Papa Francisco, fallecido este lunes 21 de abril a los 88 años, para rezar y llorar en silencio.

A pesar de que no formaba parte del rígido protocolo que obligaba a los cardenales, obispos y personal del Vaticano a ser los primeros en dar el adiós al pontífice, nadie se atrevió a decirle a la religiosa que ese no era su lugar y allí permaneció durante varios minutos.

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La 'enfant terrible' llamaba el Papa Francisco a esta religiosa que se dedica desde hace 56 años a asistir a las mujeres transexuales y a los feriantes de Ostia, en la costa de la región del Lacio.

Sor Geneviève empezó cada miércoles a llevar a las audiencias generales a grupos de homosexuales y transexuales, muchas de ellas que ejercen la prostitución en esta zona degradada a las afueras de Roma.

En medio de la pandemia del coronavirus, junto con el párroco de la Santísima Virgen Inmaculada de la localidad de Torvaianica, don Andrea Conocchia, llamó a la puerta del cardenal limosnero Konrad Krajewski para que llevase ayuda a las personas que trabajan en las ferias y a la comunidad trans, unas 40 o 50 personas, muchas sudamericanas, que ya no podían trabajar.

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Un miércoles acompañó a Claudia, a Marcella y a muchas otras transexuales para que conozcan al Papa. "Incluso una fue asesinada poco después. Se habían tomado una foto con el Papa, se la llevé y él rezó por ella", contaba a los medios vaticanos.

Y la monja consiguió, incluso el 31 de julio de 2024, que un Papa visitará el parque de atracciones de Ostia para encontrarse con los feriantes.

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