El objeto interestelar 3I/ATLAS es un cometa natural compuesto por agua, confirman señales de radio
El objeto interestelar 3I/ATLAS, detectado el pasado julio desde el observatorio chileno ATLAS, fue finalmente identificado de forma concluyente. Una señal de radio crucial, captada el 24 de octubre por el radiotelescopio MeerKAT en Sudáfrica, ha puesto fin a la intensa especulación sobre su naturaleza, que había llegado a sugerir que se trataba de un objeto artificial o una nave extraterrestre.
La señal detectada, que se presentó en forma de absorción de ondas de radio, fue causada por la presencia de moléculas de hidroxilo (OH). Este compuesto es el resultado directo de la disociación del agua (H2O) cuando el hielo del núcleo de un cometa se sublima al acercarse al Sol.
La huella molecular del agua
Michael Küppers, científico de la Agencia Espacial Europea (ESA), explicó que esta observación es la "huella dactilar molecular" de un cometa. La detección de OH confirma que uno de los componentes principales de los hielos del núcleo es el agua, algo que es "lo normal en un cometa". Además, la astrónoma Elena Manjavacas subrayó que la detección en la banda de radio, siendo simplemente otra parte del espectro electromagnético, refuerza observaciones previas en infrarrojo y ultravioleta que ya indicaban la presencia de agua y otros compuestos volátiles.
Esta evidencia científica descarta de forma definitiva las hipótesis más espectaculares. La especulación se intensificó cuando el cometa desapareció tras el Sol, pero su reaparición el 4 de noviembre siguiendo la trayectoria calculada y emitiendo un patrón natural de gases disipó completamente los rumores de que fuera una nave espacial oculta.
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Un estudio muy importante para la galaxia
El objeto 3I/ATLAS es apenas el tercer objeto interestelar confirmado en la historia, después de 1I/’Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019). Por ello, su estudio ofrece una ventana única a entornos más antiguos que nuestro propio sistema solar, con los datos actuales permitiendo estimar cuánta agua está liberando y cómo varía su actividad con la distancia al Sol.
A pesar de que el cometa mostró un brillo siete veces y medio mayor de lo esperado en su perihelio y su origen exacto ya no puede ser rastreado tras millones de años de viaje, los científicos lo consideran un "mensaje de otro sistema planetario" que ayuda a entender los procesos universales de formación de mundos.
Futuras oportunidades de observación
La comunidad astronómica está aprovechando al máximo el paso fugaz de 3I/ATLAS antes de que sea expulsado permanentemente del Sistema Solar en 2026. La sonda JUICE de la ESA, actualmente en ruta hacia Júpiter, realizará nuevas mediciones de radio desde el espacio en febrero de 2026, lo que proporcionará datos complementarios.
Además, la ESA ya mira al futuro con la misión Comet Interceptor, cuyo lanzamiento está previsto para 2028. Esta sonda permanecerá en el punto L2, lista para interceptar y estudiar al próximo visitante interestelar que ingrese a nuestro vecindario cósmico, abriendo así un campo de estudio completamente nuevo.
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