Una grieta de un kilómetro y medio se abrió en Montegrande, comunidad de Quilanga, Loja

La tierra se abre en Montegrande, una comunidad rural de Quilanga en Loja. A siete kilómetros de la cabecera cantonal, una grieta serpentea desde las montañas.

Comenzó como una línea delgada de apenas diez centímetros y hoy alcanza hasta tres metros de ancho y se extiende por un kilómetro y medio.

En la zona más crítica, hay quince viviendas. Las paredes están cuarteadas, el suelo levantado. María Calva ya no duerme en el mismo cuarto. Se ha mudado dentro de su propia casa, buscando esquivar las fisuras que siguen creciendo.

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Mientras que la vivienda de Daysi Correa ya no es habitable. Ni siquiera sus sembríos de maíz se salvan: el terreno se abre entre las plantas y su criadero de cerdos está al borde del colapso.

"Tengo deudas en cooperativa. No tengo de dónde, se me está yendo mi patrimonio", relató.

Ella y otras seis familias han evacuado. Algunas se alojan en una unidad educativa, otras han buscado refugio en casas de parientes.

La mayoría en Montegrande vive del cultivo de yuca, caña de azúcar y productos de huerta. Más de diez hectáreas han sido afectadas, y ahora, ni siquiera pueden vender lo poco que les queda: la vía principal hacia el centro de Quilanga está destruida.

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“Cómo ven, el camino para el transporte es bien duro, como quiera llegan hasta buena parte los carros, de ahí para acá abajo se nos dificulta con el movimiento de carga”, indicó el

El puente que conecta con las comunidades de Guayuco y Galápagos también está deteriorado. Por allí cruzaban unas 600 personas cada día.

El Municipio ha clasificado el evento como un movimiento de masas provocado por la deforestación y el mal manejo de los cultivos. Por ahora, han anunciado que evacuarán a las otras ocho familias de manera progresiva.