Ricardo Patiño está de regreso

En el programa Políticamente Correcto de hace tres semanas, Paola Cabezas y Gissela Garzón señalaron que el correísmo es una suma de tendencias que conviven en torno a un solo proyecto: volver a Carondelet con Luisa González como presidenta.

Bajo esa línea argumental, las dos asambleístas veían en Ricardo Patiño a un militante más que, sin negar el peso interno de su trayectoria, solo tenía una parte pequeña de ese gran relato alrededor del retorno.

Sin embargo, lo que acaba de trascender en la entrevista de media hora que mantuvo con Rafael Correa en el espacio de Russia Today (RT), es que Patiño es mucho más que un simple dirigente histórico. Es el personaje que con mayor claridad entiende el propósito del correísmo de cara a la economía, la justicia y las relaciones internacionales.

Por esta razón, su capacidad de operación política desde la Asamblea no se ha dimensionado por completo. Y, lo más grave, es que quizás Luisa González tampoco sea consciente de ello.

Durante la primera vuelta, el país comentó asombrado por el desparpajo con que Patiño prometía a la militancia el regreso inmediato de Rafael Correa al país y la liberación de Jorge Glas, por el simple hecho de que González ganase las elecciones. Figuras del correísmo, incluida la propia candidata, pusieron mesura y ciertos argumentos institucionales a esta eufórica consigna. Seguramente, lo hicieron con cálculo político y sobrado disimulo.

Luego, buena parte de la RC5 y sus seguidores cuestionaron a Cabezas y Garzón por sus reflexiones alrededor de la dolarización a la ecuatoriana, abordadas en Políticamente Correcto.

La propia González las desautorizó públicamente, insistiendo en que su compromiso es mantener este sistema monetario. Dijo, incluso, que lo fortalecerá.

Pero en el diálogo distendido de RT, Correa y Patiño volvieron hablar del dólar, no solo para pronosticar, trayendo a colación las tesis de Jeffrey Sachs, que esta moneda va a perder su valor y que, en adelante, los países negociarán en función de una canasta de monedas.

Para Patiño, esa dejará de ser la moneda más influyente del mundo, en gran medida, dijo, por el rechazo que genera la política comercial, el saqueo y hasta el robo, por parte de EE.UU., al oro y otras riquezas de varios países como Venezuela.

Acápite especial merecen sus críticas a la prensa, como ese gran factor de deformación cultural que, en su criterio, viven naciones como la nuestra.

Más allá de si Patiño, con la anuencia de Correa, volvió a enrarecer la posición de su organización ante la vigencia del dólar en Ecuador, lo dicho en RT amerita un análisis más profundo.

Primero, ambos conversan de geopolítica en tiempos electorales para el país en un medio financiado por el gobierno ruso.

Todo lo que se dijo es polémico y muy delicado. Y no porque eso necesariamente vaya a quitar votos o no a González; eso es lo de menos.

Lo de fondo es que Patiño, ahora asambleísta electo de la RC5, pero ayer gran operador político de esa tienda, así como ministro de Defensa, canciller y ministro de Finanzas del largo gobierno de Correa, sabe perfectamente de lo que está hablando.

Es decir que Ecuador, seguramente, dará un giro en su política exterior, donde la cercanía con Rusia, Venezuela y los BRICS, por ejemplo, sean la prioridad del muy posible gobierno de Luisa González. Si esto ocurre, el país dará por terminados ocho años de agenda de cooperación y seguridad, donde EE.UU. y la Unión Europea han sido su paraguas.

Por transparencia democrática, Luisa González debiera refrendar la visión de Patiño o rechazarla. Es lo responsable, pues si gana la Presidencia tendrá que tomar definiciones arriesgadas bajo la certeza, quizá, de que el hombre fuerte de Correa se convertirá, desde la Asamblea, en su gran fiscalizador a la sombra, siendo quien detente del verdadero poder del correísmo. Ricardo Patiño está de regreso.