La falta de trabajo es el mayor motivo para eta decisión.
Lo que ocurre en el aeropuerto de Cotopaxi en Latacunga ya no es un secreto, pese al hermetismo de la mayoría de sus viajeros.
Hasta acá llegan cientos de ellos, cada semana son más, es la nueva ola migratoria. Su primer destino es México, pero su objetivo es Estados Unidos, aunque muchos dan otras razones.
"De paseo a México, nos vamos 6 días", dice uno de los viajeros.
Pero quienes lo dicen sin temor, como "María ", quien llegó hasta esta terminal desde Chimborazo y a quien abordamos mientras se preparaba para ingresar al aeropuerto. Cuenta que en la zona donde vive no hay trabajo y pese a que ha buscado durante un año no lo consiguió por lo que está decidida llegar a los Estados Unidos.
"Me da miedo, pero tengo que ser fuerte", afirma ella.
Sorprende su valentía pues ella no viajará sola, la acompaña su hija de apenas 11 meses de edad. Por eso se le pregunta si quienes la esperan en ;éxico le explicaron la ruta y sus riesgos.
"Que me entregue a migración y me pueden hacer pasar para allá. Me dijeron que no me van a hacer caminar mucho", agrega la viajera.
Su vuelo sale pronto y no quiere perderlo pues ha pagado, por toda su travesía, más de 6 mil dólares.
"Julio", otro viajero, que llegó desde Azuay también se detiene. Dice que la pandemia lo dejó sin trabajo y que al igual que varios de sus coterraneos viajará.
"Se demoran 15 días, 30 días. Algunos llegan, otros no, pero igual se sigue intentando porque aquí no hay trabajo", explica.
El alto flujo de migrantes ha hecho que desde este aeropuerto, donde antes salía un vuelo a la semana, ahora salgan hasta 3 vuelos semanalmente. Según el ministerio de Gobierno, desde 2020 más de 77 mil ecuatorianos viajaron hacia México desde diferentes terminales del Ecuador.
Sin embargo solo en lo que va de este año de las 23.418 salidas que se registraron hacia ese país, solo 11.568 retornaron. Es decir que no se conoce que ocurrió con más de 11.850 viajeros, ni sus destinos.
El ministerio de Gobierno durante este año ha recibido al menos una decena de denuncias de familiares de viajeros que nunca llegaron a su destino, por ello advierten el peligro de estas travesías.
"Jamás el coyotero le va a decir el riesgo de deshidratación, de agresiones, extorsiones", cuenta Tomás Guayasamín, director de prevención de trata de Ministerio de Gobierno.
El problema, señala, es que el dinero que pagan, y que incluso puede llegar hasta los 15 mil dólares, no representan ninguna garantía. Por eso aquí las despedidas son tan sentidas, llenas de bendiciones y entre lágrimas, pues lo que ocurra en el camino cada vez es mas incierto.
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