24 sep 2013 , 03:30

Familias en las riberas del estero Salado no quieren dejar sus viviendas

En total son 8.165 las familias que serán reubicadas en los próximos meses.

A punto de cumplirse el plazo para la reubicación de decenas de familias que tienen sus viviendas en las riberas del estero Salado, muchos ya salieron, pero otros se niegan a moverse del sitio en el que han vivido por años. 

 

Digna Morán es costurera, llegó hace años a vivir a este sector del suroeste de Guayaquil y a estas alturas ya tiene clientes fijos e ingresos seguros: “mis vecinos, personas que ya nos conocen vienen acá para que les trabaje en costura”. 

 

Por eso, sus clientes son uno de los aspectos que más le preocupa a la hora de mudarse: “clientes que no nos conocen y de aquí no van a ir a donde vamos a vivir, estoy estresada, estoy mal, no me quiero ir tampoco”.

 

El Gobierno ha aclarado que esto no se trata de un desalojo sino de una reubicación. 

 

Julio César Quiñónez, secretario técnico de Asentamientos Irregulares, explicó hace unos días que todo forma parte del plan Guayaquil Ecológico que busca, entre otras cosas, recuperar las riberas del estero Salado: “poder tener parques lineales, malecones lineales y recuperar este sector”.

 

Quienes salgan de las riberas del estero Salado obtendrán las llaves de una vivienda en el complejo habitacional Socio Vivienda.

 

Sin embargo, esto no convence a personas como Lidia Zapata. Ella vive junto a otros ocho familiares en una de las casas que tendrán que ser desocupadas. Asegura que ha invertido ya $ 15.000 en construir su casa y que no encuentra razón para volver a endeudarse por otra vivienda si ya cuenta con la suya.

 

Quienes aún permanecen cerca del estero están a la espera de lo que ocurra mañana, cuando les han dicho que ya deberían estar fuera de sus viviendas e instalados en su casas nuevas, al otro lado de la ciudad.

 

En total son 8.165 las familias que serán reubicadas en los próximos meses.

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