12 feb 2015 , 07:51

Firman hoja de ruta en Minsk para restablecer la paz en Ucrania

"El Grupo de Contacto firmó el documento que preparamos con mucha tensión", dijo Petro Poroshenko.

Kiev y los rebeldes separatistas firmaron el jueves en Minsk una hoja de ruta para restablecer la paz en el este de Ucrania, que incluye un alto el fuego desde el 15 de febrero y la retirada de armas pesadas de la línea de frente.

 

"El Grupo de Contacto firmó el documento que preparamos con mucha tensión", indicó el presidente ucraniano Petro Poroshenko, tras 16 horas de negociaciones en Minsk, en las que participaron los presidentes ruso Vladimir Putin, y francés François Hollande, además de la canciller alemana Angela Merkel.

 

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El acuerdo, que según Alemania está lejos de garantizar la paz en Ucrania, retoma las grandes líneas de los acuerdos firmados también en Minsk en septiembre pasado.

 

Prevé un alto el fuego a partir del domingo, la retirada de beligerantes y de armas pesadas, y la ampliación de 30 kms a entre 50 y 70 kms de una zona tapón en torno a la línea del frente.

 

El acuerdo fue confirmado por Putin. "Conseguimos alcanzar un acuerdo sobre lo esencial", declaró el presidente ruso.

 

A su vez, el líder separatista prorruso Alexander Zajarchenko afirmó que la hoja de ruta firmada este jueves alumbra la "esperanza de una resolución pacífica" del conflicto iniciado en abril en el este de Ucrania.

 

"No tenemos más remedio que darle esta oportunidad a Ucrania; todo el país cambiará", dijo otro líder rebelde, Igor Plotnitsky, después de que ambos firmaran el documento.

 

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Por su parte, François Hollande habló de una "solución política global y un alto el fuego" en Ucrania.

 

Añadió que hay "una esperanza real" de resolver el conflicto aunque "no todo está hecho". 

 

La canciller alemana rebajó claramente el optimismo exhibido por los demás dirigentes, al declarar que no se hace "ninguna ilusión", ya que quedan "todavía grandes obstáculos" que superar antes de resolver el conflicto.

 

"Ahora tenemos un rayo de esperanza", dijo Merkel en Minsk, según declaraciones transmitidas por sus consejeros.

 

Pero "no me hago ninguna ilusión, no nos hacemos ilusiones", añadió. "Habrá todavía grandes obstáculos por delante (...) aunque hay una verdadera ocasión de hacer evolucionar las cosas para mejor".

 

Un tono similar adoptó el ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, en un comunicado desde Berlín.

 

El acuerdo de Minsk "no es una solución global y todavía menos un avance" afirmó Steinmeier, aunque reconoció que se trata de un "paso adelante que nos aleja de una espiral de escalada militar".

 

Poroshenko, Putin, Hollande y Merkel pasaron la noche en blanco en la capital de Bielorrusia negociando un acuerdo que ponga fin a diez meses de guerra en el este de Ucrania entre tropas leales a Kiev y separatistas prorrusos, que ha dejado ya más de 5.300 muertos.

 

50 tanques a Ucrania desde Rusia 

 

Según el gobierno de Kiev, durante la cumbre de Minsk medio centenar de tanques así como material pesado ingresaron en territorio ucraniano desde Rusia, en la noche del miércoles al jueves.

 

"Unos 50 tanques, 40 lanzacohetes múltiples Grad, Uragan y Smertch, así como blindados, atravesaron la frontera ruso-ucraniana en el puesto de control de Izvarine", en la región separatista prorrusa de Lugansk, declaró Andrei Lysenko en conferencia de prensa.

 

"El enemigo sigue reforzando sus posiciones en las más peligrosas direcciones: en el noreste de la región de Lugansk y cerca de Debaltseve", estratégico nudo ferroviario a medio camino entre las capitales separatistas Donetsk y Lugansk, donde las tropas ucranianas están prácticamente rodeadas, dijo.

 

Putin llamó precisamente a los soldados ucranianos rodeados por separatistas en Debaltseve a "deponer sus armas", para que el alto el fuego acordado en Minsk entre en vigor el domingo.

 

El conflicto en el este de Ucrania con 49 muertos entre el martes y el miércoles ha generado el peor período de confrontación entre Rusia y los países occidentales desde el final de la URSS en 1991.

 

Desde Washington, el presidente estadounidense, Barack Obama, había advertido al Kremlin que "si Rusia continúa con sus agresiones a Ucrania, sobre todo enviando soldados, armas y financiando a los rebeldes, el precio a pagar aumentará".

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