14 ene 2015 , 12:07

Temor a perder beneficios impulsa a cubanos a lanzarse al mar hacia EE.UU.

Centenares de balseros cubanos han llegado a las costas de Florida en los últimos días.

El temor a que el nuevo acercamiento entre Cuba y Estados Unidos pueda acabar con los privilegios de residencia y facilidades laborales de los cuales gozan los cubanos que alcanzan suelo norteamericano, terminó de decidir a Jordi Escalante Carrillo a lanzarse al mar en una balsa.

 

El joven de 21 años es uno de los centenares de balseros cubanos llegados a costas de Florida en los últimos días, una cifra que se ha disparado desde que La Habana y Washington anunciaron en diciembre que retomarán relaciones diplomáticas tras medio siglo de enemistad.

 

"La gente lo hablaba, que no iban a recibir a más nadie si Cuba y Estados Unidos hacían relaciones", dijo a la AFP Escalante Carrillo, frente a las oficinas de la organización religiosa Church World Service, que ayuda a los inmigrantes que llegan de la isla, en Miami, Florida (sureste de EEUU).

 

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"La gente quiere salir para acá. Por eso lo hicimos nosotros", dijo Escalante Carrillo, quien hizo con otras siete personas en balsa la travesía por el Estrecho de la Florida, unos 150 km de mar infestados de tiburones entre las costas estadounidense y la isla de régimen comunista.

 

El grupo llegó el lunes a playas de Miami, donde vive alrededor de la mitad de los dos millones de cubanos en Estados Unidos.

 

Beneficios exclusivos 

Los cubanos se benefician de la Ley de Ajuste cubano, establecida por el Congreso estadounidense en 1966, que concede residencia y facilidades laborales a los cubanos que llegan legal o ilegalmente a Estados Unidos, una ventaja de la que no goza ningún inmigrante de otro país.

 

También rige la política conocida como "pies secos/pies mojados": si los balseros pisan tierra estadounidense, tienen garantizada la estadía. Si son detenidos en el mar por las autoridades, son devueltos a Cuba.

 

Estas políticas migratorias continúan vigentes, reiteran autoridades estadounidenses.

 

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Pero "se escuchan los rumores por la calle" de que se podrían acabar esas ventajas, dijo Alexander Hernández Lora, con 37 años y de Santiago de Cuba, llegado la semana pasada en una lancha con otras 32 personas en lo que casi culmina en desastre: tocaron la costa tras cuatro días perdidos en el Golfo de México, ya sin comida y casi sin agua.

 

"La gente se está tirando para acá porque tienen miedo de que se corte eso y que ya no puedan venir más para acá", señaló de su lado Luis Roberto Vaca Soto, de 40 años, alojado junto a otros balseros en un hotel facilitado por la organización religiosa.

 

Antes de venir, escuchó: "Oye, si vas a ir para allá vete ya, porque si Obama y Fidel hacen negocios y se acaba la ley esa, vas a perder, no vas a poderte ir", narró Vaca Soto, quien también llegó hace una semana.

 

Escalada de balseros 

En diciembre pasado, 507 cubanos fueron capturados en el mar o llegaron a las orillas de Estados Unidos, más de 200% por encima de los 222 detectados en diciembre 2013, indicó a la AFP la portavoz de la guardia costera Marilyn Fajardo.

 

Pero lo más significativo es que de esa cifra, 421 llegaron o fueron capturados desde que se produjo el anuncio entre Washington y La Habana, el 17 de diciembre.

 

Fajardo admitió que la guardia costera ha escuchado que hay rumores de un posible "anuncio o cambio de política migratoria". "Pero no es así", afirmó.

 

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"No cambia ninguna política migratoria, ni 'Pies secos/pies mojados' o la Ley de Ajuste", que solo puede modificar el Congreso, reiteró, al tiempo que señaló que la guardia costera sigue patrullando las aguas y desalentando los peligrosos viajes en las precarias embarcaciones.

 

Las autoridades estadounidenses ya habían detectado un aumento del número de balseros, que escaló un 75% entre 2013 y 2014, impulsados sobre todo por la situación económica en Cuba.

 

"No sé si la vida aquí me irá a ir bien o mal, pero esto es lo que yo quería. Ahora depende de mí, de lo que yo haga", expresó Escalante Carrillo. Con lágrimas en los ojos, recordó a los familiares que dejó en la isla, pero a quienes ahora espera ayudar con remesas desde Estados Unidos.

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