Así es la Universidad del Amor y el Humor

Para graduarse de clown en la fundación Narices Rojas, primero las personas deben cursar una especie de preuniversitario que se llama Viva en el juego. Durante esa semana reciben una introducción de lo que significa ser un payaso.

Luego, viene un curso de 3 meses que se denomina Humanitario. En ese período reciben clases de clown, improvisación, música, vestuario y todo lo relacionado con la bioseguridad para las visitas al hospital.  

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Posteriormente, asisten al Internado en el hospital, etapa que dura entre 9 y 12 meses. Allá van sin bata y con una nariz que no es roja.

Tras pasar este periodo, se gradúan como payasos humanitarios de la fundación y reciben su diploma, explica la directora administrativa, Alexandra Gonzaga.

En las visitas a las casas de salud, van con un civil o adulto responsable, que es el contacto real con lo que sucede. “Él va a cada sala, ve cuántos pacientes hay, si es el cumpleaños de un niño, si no los han ido a visitar por bastante tiempo, si el pequeño es ciego, etc. Así sabemos qué técnicas usar”, agrega.

Aproximadamente, cuentan con 30 payasos activos. Según la directora administrativa, en todos los 13 años de existencia de la fundación se ha capacitado a 300 clowns. Todos son voluntarios.

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Los payasos humanitarios visitan el Hospital del Niño Francisco de Ycaza Bustamante todos los sábados. Los domingos van al León Becerra. Una vez al mes, al Hospital Guayaquil. Al Hospital de Los Ceibos acuden una vez al mes y 2 jueves por mes, a Solca. 

Narices Rojas, actualmente, busca una sede. La campaña se llama “Hermanos de nariz” y con esta quieren conseguir fondos para encontrar un lugar para entrenar a los payasos del futuro. “Es a través de donaciones a la web www.naricesrojas.org o a sus redes sociales”, indicó Alexandra Gonzaga.