04 jul 2019 , 04:36

Nadal supera a Kyrgios y sigue con vida en Wimbledon

El tenista español avanzó a la tercera ronda del Grand Slam inglés.

Era el partido que más expectación despertaba desde el comienzo del torneo y Rafael Nadal, número dos del mundo, no decepcionó: superó el escollo del australiano Nick Kyrgios, un jugador polémico y peligroso, para avanzar a la tercera ronda de Wimbledon.

 

El público de la pista central en el All England Club londinense quería espectáculo y lo tuvo. Durante más de tres horas, el español y el australiano, un gran sacador con un estilo más que personal, se enfrentaron en una guerra sin cuartel que arrancó ovaciones y abucheos.

 

Al final, el mallorquín, que hasta llegar a Wimbledon no había competido este año sobre hierba, se acabó imponiendo por 6-3, 3-6, 7-6 (7/5) y 7-6 (7/3).

 

Kyrgios, 43º del mundo, al que Nadal ha acusado en el pasado de falta de respeto, recurrió a algunos de sus polémicos golpes, como dos saques de cuchara, que desagradaron a buena parte del público, quien tampoco apreció que discutiese las decisiones del juez o lanzase una pelota al cuerpo de Nadal sin disculparse.

 

- 'Victoria importante' -

 

"¿Por qué debería pedir perdón? Quería apuntar a propósito al pecho, sí", reconoció Kyrgios en conferencia de prensa, cuya acción no fue a más ya que Nadal evitó con la raqueta que la bola le golpease.

 

"¿Cuántos Grand Slams ha ganado, cuánto dinero tiene en su cuenta? Creo que puede recibir una bola en el pecho", lanzó el australiano.

 

"Ha sido una victoria importante para mí y el resto de cosas...", dijo Nadal, que prefirió no comentar la actitud de su oponente, del que sí dijo que "puede jugar increíblemente bien".

 

Si el primer set se saldó expeditivamente a favor de Nadal, el segundo fue una montaña cuesta arriba para el mallorquín con una rotura de servicio de entrada y otra al final después de que hubiese logrado remontar la desventaja.

 

Tercer y cuarto sets fueron terriblemente peleados y se decidieron por tie-breaks de infarto.

 

A nivel personal, la química parece no pasar entre dos jugadores con estilos muy diferentes.

 

"No estoy seguro de que Rafa y yo nos fuésemos a tomar cervezas", dijo a principio de semana el australiano. "No lo conozco bien" pero "me llevo bien con alguna gente y con otra no", añadió. "Nos tenemos respeto mutuo y ya está".

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