Cinco claves para detener el estrés e insomnio en adolescentes
El estrés y los trastornos del sueño se han convertido en problemas cada vez más frecuentes entre adolescentes en todo el mundo. Según la Norwegian University of Science and Technology, el uso excesivo de pantallas y el estilo de vida sedentario están directamente ligados al aumento del insomnio, la fatiga y la dependencia de medicamentos en la juventud.
Los datos preocupan, ya que en Noruega, el 26 % de los estudiantes de secundaria inferior y el 36 % de los de secundaria superior reconocen sentirse estresados cada día. A nivel global, la OMS ya califica al estrés como la epidemia del siglo XXI y advierte que en 2030 será la principal causa de bajas laborales.
Lea más: Agua con sal en ayunas: beneficios, riesgos y lo que debes saber
Lea más: Ceguera por rellenos faciales: causas y riesgos médicos
Los adolescentes duermen entre 1, 5 y 2 horas menos de lo recomendado. Lo ideal son entre 8 y 10 horas, pero las redes sociales y la tecnología digital alteran los horarios y dificultan la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño.
Esta falta de descanso se traduce en mayor irritabilidad, problemas de concentración y agotamiento constante. Además, en la última década, el uso de medicamentos para el TDAH en jóvenes noruegos creció un 170 %, reflejo del impacto en la salud mental.
La NTNU y otros estudios internacionales coinciden en que el contacto con la naturaleza es una de las medidas más efectivas para mejorar el descanso, reducir el estrés y fortalecer el sistema inmunológico. Experiencias como el baño de bosque han demostrado aumentar la actividad de células que protegen contra virus y cáncer.
Pasar tiempo al aire libre también disminuye las hormonas del estrés y eleva la calidad del sueño. Sin embargo, la vida moderna lleva a niños y adolescentes a permanecer hasta el 90 % del tiempo en interiores, rodeados de pantallas y luz artificial.
Estas son las 6 recomendaciones de expertos:
Los investigadores advierten que revertir esta tendencia no es solo tarea de los jóvenes: padres, educadores y profesionales de la salud deben entender la relación entre sobreestimulación digital, falta de sueño y equilibrio emocional.