¿Por qué la ansiedad en niños y adolescentes es cada vez más común?

Expertos confirman un aumento alarmante en las crisis de ansiedad. La presión por el éxito, el consumo de sustancias y la sobreexposición digital son factores clave en este problema creciente.
Las crisis de ansiedad en adolescentes se ha disparado()
16 oct 2025 , 07:05
Redacción

La preocupación por el bienestar emocional de los jóvenes es más urgente que nunca. Los ataques de pánico y las crisis de ansiedad ya no son un problema exclusivo de adultos; las consultas a profesionales por estos trastornos están aumentando a edades cada vez más tempranas, incluso en niños pequeños. Una crisis de ansiedad es la aparición repentina de un miedo intenso, acompañada de síntomas físicos como palpitaciones, sudoración y la sensación de perder el control. Un episodio que requiere atención, especialmente cuando se repite.

Aunque existe el mito de que los ataques de pánico solo ocurren en adolescentes o adultos, la realidad es que la investigación lo desmiente. Los estudios indican que entre el 3% y el 5% de los niños experimentan estos episodios, que suelen aparecer por primera vez entre los cinco y los dieciocho años. Para el niño, esta experiencia se traduce en una sensación de estar "atrapado" o en peligro inminente, que puede llevarlo a creer que sufrirá un ataque cardíaco o incluso que morirá, según describen psicólogos.

Señales de alarma y causas

La ansiedad en los menores no siempre se verbaliza directamente. Las manifestaciones pueden observarse como intranquilidad, llanto frecuente, alteraciones del sueño o dolores de estómago sin causa aparente. Hay que estar atentos a la preocupación excesiva, la irritabilidad, los llantos recurrentes y un apego excesivo hacia los padres, además de que el niño o adolescente comience a evitar actividades que antes disfrutaba.

Una de las causas más destacadas de esta tendencia es la intensa presión que siente la juventud actual. Existe una alta expectativa por alcanzar el éxito, tanto académico como social, que sobrepasa a la que enfrentaron generaciones anteriores. A esto se suma un mundo percibido como más atemorizante y amenazador debido a los eventos noticiosos y la exposición constante.

La sobreesxposición digital y las redes

Los expertos también señalan la sobreexposición a pantallas y redes sociales como un factor crítico. La conexión constante dificulta que los jóvenes se desconecten de la vida online, atando su autoestima y su visión del mundo a lo que otros publican. Esta comparación permanente y el acoso virtual son fuentes de estrés y ansiedad. Además, contenidos problemáticos como el consumo de pornografía, que comienza en promedio a los 11 años, también han sido asociados por especialistas a un aumento en los niveles de ansiedad y a una dificultad para regular las emociones debido al placer instantáneo que esta puede dar.

El uso de sustancias para sentirse mejor

Un factor de riesgo que agrava especialmente la ansiedad en la adolescencia es el consumo de cannabis. Aunque los jóvenes a menudo lo perciben como un relajante inofensivo, sus efectos a corto plazo incluyen la ansiedad y los ataques de pánico.

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¿Qué hacer durante una crisis de pánico?

Si un niño o adolescente está en medio de una crisis, la reacción del adulto es fundamental.Especialistas enfatizan la necesidad de mantenerse calmado y de no devaluar la manifestación emocional del menor. La recomendación de los expertos es llevar al joven a un espacio tranquilo, hablarle en tono amable y pausado, y ayudarle a recuperar el aliento. Un ejercicio práctico recomendado es la regla del 3-3-3: pedirle que mencione tres cosas que pueda oír, tres cosas que pueda ver y tres cosas que pueda tocar, ayudándolo a anclarse al presente.

¿Cuándo buscar ayuda?

La consulta profesional debe hacerse tan pronto como los síntomas de ansiedad sean sostenidos en el tiempo y comiencen a afectar el funcionamiento diario del menor, es decir su rendimiento académico, sus relaciones sociales, etc. Una crisis de pánico, al ser extrema y con alta desesperación, requiere en ocasiones una intervención médica con medicación, siempre bajo supervisión experta.

Afortunadamente, los trastornos de ansiedad responden muy bien al tratamiento. La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) es el método más eficaz, pues enseña a los jóvenes a cambiar sus pensamientos temerosos, a exponerse gradualmente a las situaciones temidas y a aplicar estrategias de relajación. La evidencia demuestra el éxito de la intervención, los estudios han descubierto que una combinación de TCC y medicación puede producir una respuesta positiva en el 80% de los niños con estos trastornos en solo 12 semanas.

La prevención de la ansiedad debe centrarse en disminuir los estresores en el ambiente del niño. Es vital bajar el ritmo familiar, ya que los niños reproducen lo que ven a su alrededor. Esto implica garantizar tiempos de descanso y juego sin pantallas, evitar sobrecargar las agendas con actividades extracurriculares y reducir las exigencias de ser el mejor. La clave es el tiempo de calidad y la escucha atenta, preguntándoles cómo se sienten y qué les pasa.

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