¿Mito o realidad? La ciencia revela la verdad del misterio de la Ouija
La ciencia tiene una explicación clara y terrenal para el movimiento de la Ouija que descarta cualquier intervención paranormal: el fenómeno se conoce como el efecto ideomotor. Este es un evento psicológico donde una idea o una creencia en la mente del participante provoca un movimiento muscular involuntario, sin que la persona sea consciente de que está moviendo el puntero.
El mecanismo es simple: el cerebro, alimentado por la sugestión, las expectativas y las creencias previas de los participantes, envía impulsos automáticos a los músculos. Por ejemplo, si un grupo espera que la planchette se mueva a la letra "S", sus músculos se tensan ligeramente en esa dirección, moviendo el objeto, aunque ellos crean genuinamente que una fuerza externa es la responsable.
La sugestión y la creencia actúan como el verdadero motor de este efecto. La fe en que la tabla funciona, o incluso el miedo al ritual, dirige el movimiento inconsciente de la planchette. En esencia, las mismas personas que intentan contactar al supuesto espíritu son quienes, sin darse cuenta, impulsan el movimiento del puntero o el vaso.
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La experimentación científica ha demostrado que el control visual es fundamental. Cuando a los participantes en una sesión se les vendan los ojos, el movimiento de la planchette pierde coherencia, se vuelve errático o incluso se detiene por completo. Esto prueba que la visión del tablero es clave para que el cerebro pueda "guiar" el movimiento inconsciente hacia las letras esperadas.
En las sesiones grupales, este efecto se acentúa. La responsabilidad del movimiento se distribuye entre los dedos de varias personas, lo que reduce la conciencia individual del acto motor. Para un participante, es mucho más fácil creer que "alguien más" o una entidad están moviendo el puntero, perpetuando así la ilusión de comunicación con el más allá.
Neuropsicólogos indican que, en realidad, se ha detectado actividad cerebral en los participantes justo antes de que el vaso se mueva. El cerebro humano emite la orden de movimiento, pero la persona no lo percibe, lo que lleva a la falsa sensación de que no controlan la acción.
Además del efecto ideomotor, en juego está el sentido de agencia, es decir, la conciencia subjetiva que cada persona tiene sobre el control de sus propias acciones. El cerebro, en condiciones normales, puede desencadenar numerosos fenómenos que el individuo cataloga como sobrenaturales porque le cuesta mucho asumir que no siempre percibe la realidad de forma objetiva.
La necesidad humana de creer en lo paranormal o de buscar significados ante fenómenos inexplicables no es nueva. La ciencia sostiene que, en muchos casos, la explicación paranormal se convierte en la opción más fácil cuando la persona carece de conocimiento o le resulta difícil aceptar que sus expectativas.
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