Cometa 3I/ATLAS: Científicos de Harvard alertan posible origen extraterrestre
El cometa 3I/ATLAS, el tercer objeto interestelar jamás detectado y con un tamaño comparable al de Manhattan, ha capturado la atención mundial no solo por su velocidad de 209,000 km/h, sino por su comportamiento anómalo. Este cuerpo celeste, cuyo origen se estima en miles de millones de años de viaje interestelar, presenta compuestos y rasgos en su cola poco comunes para los cometas nativos de nuestro sistema solar.
Las especulaciones se intensificaron cuando científicos asociados a la Universidad de Harvard, como Adam Hibberd y Adam Crowl, se animaron a sugerir que la naturaleza inusual de la cola del cometa podría corresponder a un origen "extraterrestre". Estos investigadores plantearon la hipótesis, aunque sin respaldo científico concluyente, de que el 3I/ATLAS podría ser un "artefacto tecnológico con inteligencia activa" que estaría realizando una "maniobra de empuje de frenado".
Aunque estas teorías sobre inteligencia activa han generado un gran debate y despertado el interés público en torno a la vida extraterrestre, la mayoría de la comunidad astronómica insiste en que el 3I/ATLAS es un fenómeno natural. De hecho, los datos confirman que el cometa no representa ninguna amenaza inmediata para la Tierra, ya que su máximo acercamiento será de 1.8 unidades astronómicas (unos 270 millones de kilómetros).
A pesar de la falta de riesgo de impacto, la NASA y la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) han puesto en marcha una campaña de observación continua y ejercicios de entrenamiento hasta enero de 2026. Este protocolo, que incluye el despliegue de telescopios y satélites como TESS y Webb, se centra en monitorear cualquier aceleración o cambio inesperado en la trayectoria del cometa y mejorar las técnicas de astrometría para cuerpos celestes activos.
El Observatorio Astronómico de Quito también ha confirmado el seguimiento del 3I/ATLAS, señalando que su trayectoria hiperbólica confirma de manera inconfundible su procedencia extrasolar. Aunque el cometa alcanzará su punto más cercano al Sol a fines de octubre de 2025, dentro de la órbita de Marte, este paso ofrece una oportunidad científica única para analizar material interestelar prístino que podría revelar información sobre los orígenes de otros sistemas estelares.
Para los observadores terrestres, el cometa actualmente tiene una visibilidad limitada debido a su proximidad angular con el Sol. No obstante, a partir de diciembre de 2025, volverá a ser visible en el cielo matutino. En Ecuador, por ejemplo, podrá observarse con telescopios medianos o grandes, con su momento de máximo acercamiento a la Tierra ocurriendo el 18 de diciembre.
Aunque no se ha activado ningún sistema de defensa planetaria para desviar una amenaza (la cual no existe), la coordinación internacional en torno a su monitoreo garantiza que la ciencia obtenga el máximo de información de este inusual visitante antes de que continúe su viaje fuera del sistema solar.
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