Metro de Quito: dos años de operación, 116 millones de pasajeros y los ingresos todavía por debajo del mínimo para operar
El Metro de Quito es una de las obras de infraestructura más representativas y ambiciosas de la capital ecuatoriana. Su construcción inició en enero de 2013, durante la administración del entonces alcalde Augusto Barrera, con la promesa de transformar la movilidad urbana y ofrecer una alternativa de transporte masivo moderna, eficiente y segura.
El camino para ponerlo en marcha estuvo marcado por retrasos, cambios administrativos y dificultades técnicas. Entre problemas de construcción, ajustes en la planificación, definiciones sobre el modelo de operación y desafíos en el sistema de recaudo, pasaron más de diez años hasta que la obra finalmente pudo funcionar ya en la gestión del alcalde Pabel Muñoz.
Según datos del Municipio de Quito, desde el inicio de sus operaciones el Metro ha transportado 116 millones de viajes, manteniendo 731 días de servicio ininterrumpido. Este desempeño lo posiciona como uno de los sistemas de transporte más estables en funcionamiento continuo dentro de la ciudad. Pese al impacto positivo que ha generado en miles de usuarios diarios, la consolidación de su operación aún enfrenta retos significativos.
El Metro de Quito aún mantiene varios temas por resolver
Entre las tareas pendientes, una de las más relevantes es la adjudicación del contrato de mantenimiento preventivo y correctivo. Este documento es fundamental para garantizar el funcionamiento integral del sistema, que incluye trenes, túneles, vías, rieles, estaciones, escaleras mecánicas, ascensores, sistemas de comunicación y diversos componentes técnicos.
Se trata del contrato más importante dentro de la estructura operativa del Metro y está previsto para marzo de 2026; sin embargo, todavía no supera la fase preparatoria ni consta en el portal de Compras Públicas, lo que genera preocupación por la posibilidad de que los tiempos no se cumplan.
A esto se suma otro proceso clave que sigue pendiente es el contrato de señalización ferroviaria. Este elemento resulta crucial para la seguridad operativa del sistema, ya que regula la circulación de los trenes, su comunicación interna y la coordinación con el centro de control. Su retraso también ha generado inquietud entre los veedores ciudadanos, quienes han advertido sobre la necesidad de garantizar estabilidad técnica y previsión a largo plazo.
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Otro de los temas que continúan sin resolverse es la definición de la tarifa unificada para el sistema de transporte. Esta medida, que busca integrar el costo del viaje entre diferentes modos de movilización como buses, trolebús, Ecovía y Metro, aún no cuenta con una estructura definida ni con los acuerdos institucionales necesarios. Su ausencia dificulta la consolidación de un sistema de transporte integrado, uno de los objetivos principales del proyecto desde su concepción.
El metro de quito requiere un ingreso tarifario mensual de USD 2,5 millones. Actualmente, alcanza USD 2,3 millones, una cifra considerada alentadora, sin embargo, el sistema todavía depende de la subvención municipal para cubrir el resto de sus costos operativos.