El Mural de la Patria: el legado de Guayasamín que habla desde las paredes del poder y el debate que encendió las redes
Hace 37 años, Oswaldo Guayasamín dejó su huella en la historia política y cultural del país a través del Mural de la Patria, también conocido como La imagen de la Patria, una obra que enmarca al salón del Pleno de la Asamblea Nacional.
La iniciativa nació en 1987, cuando Guayasamín propuso al entonces presidente del Congreso Nacional, Jorge Zavala Baquerizo, crear una obra que represente la identidad del Ecuador desde su visión artística, marcada por el cubismo.
Durante ocho meses, el salón legislativo fue cerrado por orden de Guayasamín; solo podían ingresar bajo autorización del maestro.
Los debates políticos se trasladaron temporalmente a uno de los salones del Senado, que actualmente se conoce como José Mejía Lequerica, mientras Guayasamín trabajaba en la instalación de 23 paneles elaborados con planchas de fibra de vidrio.
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Un mural que es mucho más que un conjunto de historias
El mural, para ser entendido y descifrar su simbología, se estructuró en tres áreas que se distinguen según la posición del espectador: El área del medio, compuesta por dos paneles, el del centro con las manos, el sol, la luna; y, el segundo, el cóndor.
El área izquierda abarca 11 paneles e integra a Daquilema y Píntag; a Rosa Zárate, a quien denomina Flor decapitada; mis mujeres, Dolores Cacuango, Manuela Cañizares y Manuela Sáenz. También se expresa la intervención extranjera; el puño de la lucha; el militarismo; el proletariado; la oligarquía y la burguesía; el drama de la pobreza; víctimas inocentes; los pensadores.
El área derecha, con 10 paneles, proyecta el futuro; al combatiente intelectual; visibiliza a Eloy Alfaro del fuego renacido; divino sembrador; el populismo; la tortura es maldita; la Iglesia; la Patria maniatada; el caudillismo; el pueblo profundo.
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Biografía del autor
Nació en Quito en 1919; fue un destacado pintor y muralista ecuatoriano, reconocido a nivel internacional por su arte comprometido con la realidad social de América Latina.
Su estilo, influenciado por el expresionismo, se caracteriza por figuras alargadas y rostros dolientes.
Uno de sus legados es la Capilla del Hombre, inaugurada el 29 de noviembre de 2002, en Quito. Guayasamín no vivió para verla terminada, ya que falleció en 1999.
El mural se queda o se va: el debate que encendió X
La red social X se convirtió en el epicentro del debate con respecto a que el Muro de Guayasamín, que ha enmarcado al Pleno de la Asamblea Nacional, debe ser reemplazado. También hubo quienes se opusieron a esta idea.
Una de las publicaciones fue la de Mario Cuvi, quien escribió "ojalá uno de los actos de Niels Olsen, presidente del Legislativo desde el 14 de mayo de 2025, sea sustituir ese esperpento de otra era del hemiciclo del Legislativo". Según el abogado, el mural representa complejos, odios y resentimientos. También es "bastante feo", aseguró.
Al debate se sumó el economista y editor de la publicación Análisis Semanal, Alberto Acosta Burneo, quien manifestó que "el mural debe ir a un museo".
En diálogo con Ecuavisa.com, explicó que el arte toma posiciones y que en un espacio como la Asamblea Nacional, donde confluyen todas las fuerzas políticas, no es correcto tener una interpretación artística alineada a una sola tendencia política.
"Los parlamentos a nivel mundial simplemente tienen el Escudo Nacional. Si les preguntamos sobre el mural de Guayasamín, vamos a ver que no representa a las fuerzas políticas de la Asamblea ni a los ciudadanos", expresó.
Para el economista, se deben colocar símbolos que representen al país, como: el escudo y la Bandera Nacional, ya que las interpretaciones de derecha o izquierda están de más. "Necesitamos algo que nos una a todos y no que nos separe".
Por su parte, Pablo Meriguet, historiador y profesor de la Universidad Central del Ecuador, recordó que el mural desde el inicio estuvo plagado de polémicas porque cerró el hemiciclo y, cuando presentó el mural, mostró una historia profunda, contradictoria y dolorosa del Ecuador, por lo que generó varios comentarios.
"La Embajada de los Estados Unidos solicitó que se retire un panel donde se ve a un soldado con las siglas de la CIA en el casco; además, otros dijeron que es muy feo", contó.
Meriguet señaló que todo artista tiene una visión con respecto al mundo y el arte, por lo que expresa su visión subjetiva sobre el mundo. "Guayasamín era cercano a los partidos políticos de izquierda".
Aseguró que no está de acuerdo con el argumento de que, porque representa una visión de esa ideología política, deba retirarse, porque si ese fuera el argumento, habría que "cuestionar las obras artísticas de la Escuela Quiteña", que desde su punto de vista expresa una visión ideológica católica y romana.
"Decir que debe ir a un museo porque se acerca a una visión política-ideológica es pecar de ignorancia en la historia del arte, en mi opinión".
Con la idea de no retirar el mural coincide Raúl Vallejo, exministro de Educación y escritor, quien manifestó que el mural es parte de la memoria del país, porque se plasman capítulos y personajes clave de la lucha contra la dominación colonial.
Reveló que él ha sido crítico con algunas representaciones. Sin embargo, cree que no se debe, luego del debate de la coyuntura, descalificar a la obra con insultos que nada tienen que ver con el mural en sí, sino con las discrepancias ideológicas frente a un trabajo de arte firmado por la política".
Vallejo Corral señaló que, para Guayasamín, el mural es un grito de rebeldía y esperanza del pueblo ecuatoriano y de los pueblos de América Latina por un mañana mejor.
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