Diana Salazar, la fiscal general que destacó por afrontar la corrupción generalizada de Ecuador
En un Estado que cojea por el lado de la institucionalidad, donde las leyes no son los referentes porque han sido sustituidas por prácticas fraudulentas, las personas y sus equipos que encabezan las instituciones se convierten, en ocasiones, en la institución.
No es el escenario ideal pero, en el caso de la Fiscalía General del Estado, fue lo que pasó. Y eso marcó la diferencia.
Diana Salazar resolvió moverse ante un modelo político que fue creado para garantizar inmunidades e impunidades. Ella evitó mimetizarse con una corrupción que pudo haber pasado de agache si ella no hubiera tenido la voluntad de develarla y perseguirla, hasta lograr que sea sancionada y que sus autores estén procesados, presos o prófugos.
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Su tarea no se limitó a la corrupción en la administración pública. Tuvo ante sí un Estado en parte cooptado por el crimen organizado y en proceso de disolución. Y sus actuaciones la convirtieron en dique, en la piedra de toque para mafias acostumbradas a no tener obstáculos y a tener aliados hasta en la Asamblea, en muchas instituciones y en algunas cortes.
Es ante ese panorama de caos y desesperanza que conviene aquilatar la decisión de Diana Salazar de ser guardiana de la ley.
Tuvo actitud y determinación. Hizo frente a poderes gigantescos, a billeteras infinitas. Persiguió esquemas concebidos para disfrazar el delito y comprar incluso acciones de protección cotizadas en USD 150 mil en instancias tan relevantes como el Consejo de Judicatura con Wilman Terán.
Las investigaciones que lideró Diana Salazar terminaron confrontando al país ante verdades dramáticas: las cárceles en manos de las mafias.
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La justicia con autoridades corrompidas. Actores del sector privado involucrados en prácticas delictivas, políticos funcionales al crimen organizado. Instituciones como el Consejo de Participación Ciudadana (Cpccs) convertido en botín de un partido.
En ese albañal Diana Salazar fue referente. Ante la descomposición evidenciada, ante la desesperanza, ante el deseo creciente y masivo frecuente en los sondeos de querer abandonar el país, la gestión del equipo de Diana Salazar fue vital para el momento que vive el país. Ella y la Corte Constitucional se conviertieron en esos últimos refugios, no infalibles, con falencias, pero impermeables ante los poderes que operan al margen de la ley.
Se entiende que criminales y prófugos la sigan atacando. Lo hacen porque ella fue distinta y porque entendió que un servidor del estado, para ser ejemplar, solo tiene que cumplir con su deber
#LaNoticiaAFondo 🔎 | Este 20 de mayo, Diana Salazar se despidió de la Fiscalía General del Estado luego de seis años en el cargo. En su lugar, asume Wilson Toainga, en calidad de prorrogado. ¿Cuáles son los cinco casos clave en manos de Toainga? 👉 https://t.co/0N63FtA26b pic.twitter.com/L2qeIdyGZK
— Ecuavisa Noticias (@EcuavisaInforma) May 21, 2025