Imbabura: los 24 días de paro alteraron por completo la rutina de habitantes
Los 25 días de paro que vivió Imbabura han alterado por completo la rutina de sus cerca de 450 mil habitantes. Otavalo, Cotacachi y Antonio Ante fueron las zonas más afectadas.
En estas localidades, a punta de fuerza y amenazas, los manifestantes impedían la libre movilidad, el abastecimiento de productos y el desarrollo del comercio.
Ni la infancia ha quedado al margen de los efectos de la paralización. Los niños no asistieron a clases presenciales por seguridad y deben conectarse desde sus casas para recibir educación en línea.
"Los niños al menos las dos primeras semanas no se acostumbraban a esto".
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En Cotacachi, la situación se agravó desde las 10 de la mañana de este amrtes, los habitantes reportaron la suspensión de la señal celular y del internet móvil en varios sectores.
“Se cancelaron incluso las clases virtuales”.
Mientras la educación se detiene, los padres tampoco pueden salir a trabajar. La circulación vehicular es mínima, los conductores temen que les pinchen las llantas o les quemen los vehículos.
Al mismo tiempo, las perchas de las tiendas y supermercados se quedan vacías.
En Antonio Ante, por ejemplo, los comerciantes ya no salen a vender sus productos. Las estanterías de los dos supermercados más grandes del cantón lucen desabastecidas: no hay carnes, pollos, lácteos ni huevos.
“Todos los locales están cerrados, las industrias están cerradas, no se puede trabajar, como le digo, no se puede realizar ninguna actividad operativa. Los manifestantes no lo permite, su agresividad han hecho que los empresarios caigan en un pánico, en un miedo”.
En Otavalo, epicentro de las protestas, la parálisis es total. Ni siquiera los indígenas que comercian en la Plaza de Ponchos han podido trabajar durante estas semanas.
Los negocios permanecen cerrados y, a ratos, se reactiva el comercio informal en las calles, pero con el riesgo constante de sufrir nuevas agresiones.