El Día de los Difuntos en Ecuador y México, dos países que comparten tradiciones
Las costumbres mexicanas son más festivas que las que existen en nuestro país. En Ecuador es un momento de recuerdo y conmemoración, mientras que en México es más festivo y colorido, porque celebran la creencia de un retorno momentáneo de quienes se han ido. Así lo aseguran investigadores consultados por Televistazo, quienes también hablan de similitudes.
La llegada de los españoles a América influyó en la forma de conmemorar a los difuntos. Para ambos países, la llegada de los conquistadores en el siglo XVI fue decisiva: se definió el 2 de noviembre como fecha oficial, siguiendo la tradición de la Iglesia católica, aunque la conmemoración ya existía con sus propias costumbres desde milenios atrás.
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El etnohistoriador y arqueólogo Javier Véliz explica que "ya en el año 6 000 a. C. existían cementerios con entierros en fosas comunes y que, desde el periodo Formativo (4 220 a 500 a. C.), los entierros pasaron a ser individuales, una tradición que se mantuvo hasta la cultura Chorrera. “Siempre hubo esta tradición de conmemorar a los muertos”, afirma.
"Este es el primer cementerio para el año 6 600 a.C. Cuando llegamos al período formativo que abarca desde el año 4 200, muchos eran enterrados en fosas individuales, hasta llegar a la cultura Chorrera."
México pasó por un proceso similar. Según Carlos Núñez Calderón de la Barca, investigador y ex cónsul honorario de México, “la muerte era un personaje muy cercano para los antiguos mexicanos. Los primeros vestigios datan de 10 mil años antes de Cristo, con los pies orientados hacia el poniente. No se conmemoraba un día específico, sino varias veces al año. Se llamaba Tlalocan, el lugar en el más allá donde el sol se ponía”.
"Los vestigios arqueológicos más antiguos hasta ahora son de los 10,000 años antes de Cristo. La muerte era un personaje muy cercano. Se conmemoraba no necesariamente un día específico, sino varias veces en el año."
En ambos países, las tradiciones prehispánicas no desaparecieron, sino que se transformaron. En Ecuador, la guagua de pan tiene origen andino: era salada y hecha de trigo, pero con la influencia europea se transformó en un pan dulce, relleno y decorado. En México, el pan de muerto comenzó como un pan seco a base de amaranto y maíz, y luego evolucionó hasta convertirse en un bollo dulce, redondo, con decoraciones en forma de huesos de azúcar.
Ambas costumbres nacieron como un ritual para honrar a los difuntos. En Ecuador, además, se suma la tradicional colada morada, símbolo de luto y de la sangre de quienes partieron.
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En México, el altar de muertos es el corazón de la celebración. Se coloca la foto de los difuntos para honrarlos, y según la creencia, sirve para liberar su alma. Incluye velas, papel picado y los platos favoritos del fallecido. En Ecuador, especialmente en zonas rurales de Santa Elena, se prepara la mesa de muertos, donde se coloca lo que le gustaba al difunto, no a los vivos.
Otra costumbre destacada es la Catrina en México, una figura contemporánea que nació como una pintura a inicios del siglo XX. Originalmente, fue una calavera con sombrero francés llamada Calavera Garbancera, creada como crítica a quienes renegaban de su herencia indígena. En 1947, el pintor Diego Rivera la inmortalizó en un mural y la denominó Catrina.
Tanto en Ecuador como en México se visitan los cementerios, aunque con ritos distintos. En ambos países, las expresiones culturales varían según la región o ciudad, pero todas comparten el mismo deseo: recordar y rendir homenaje a los seres queridos que ya partieron.