Coca Codo Sinclair suma otra amenaza: los sedimentos
La central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair enfrenta una nueva amenaza que compromete su funcionamiento: la acumulación de sedimentos en su zona de captación, agravada durante la temporada invernal. Río arriba, en los afluentes Salado y Quijos, se han formado islotes de arena y piedras que ponen en riesgo tanto a la infraestructura de la central como a las tuberías del SOTE, OCP y al puente que conecta con la región amazónica.
Esta situación se suma a otro problema crítico: la erosión regresiva del río Coca aguas abajo, que ya se encuentra a solo 4,7 kilómetros del vertedero de la hidroeléctrica.
Por ambos frentes, la central ha sufrido constantes paralizaciones. Solo en 2024, la planta dejó de operar en 19 ocasiones; y desde su entrada en funcionamiento en 2016, suma un total de 96 interrupciones, según cifras oficiales.
La compuerta diseñada para evacuar sedimentos no da abasto ante la cantidad de material acumulado y la ausencia de un dragado eficiente. En 2020, la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec) instaló una pequeña draga en el desarenador, pero esta ha resultado insuficiente frente al volumen de sedimentos que se incrementa cada invierno.
Los cambios en el lecho de los ríos son notables. En el Salado, el puente que conecta Napo y Sucumbíos, que en 2016 se encontraba a 16 metros sobre el cauce, hoy está a solo tres. Habitantes de la zona alertan que en nueve años el nivel del lecho ha subido 13 metros, lo que evidencia la gravedad del problema.
Ante el riesgo de afectación al puente y a las tuberías cercanas, Petroecuador ha reforzado la estructura con muros de enrocado y ha encauzado el río. Además, en la unión entre el Salado y el Quijos se han ejecutado obras de protección para salvaguardar las válvulas de los sistemas de transporte de crudo SOTE y OCP.
Como alternativa ante una eventual destrucción de la captación actual, Celec elaboró un estudio para construir una nueva seis kilómetros aguas arriba, que solo aprovecharía el caudal del río Quijos.
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Esta solución reduciría la capacidad de generación de la hidroeléctrica a 800 megavatios, la mitad de su potencia actual. La obra, con un costo superior a los USD 500 millones, tomaría al menos cuatro años en ejecutarse. Por ahora, no hay una solución inmediata para la central.