Una joven de 14 años se quita la vida tras denunciar acoso escolar en España

Su familia acusa al centro Irlandesas de Loreto de no activar los protocolos de protección pese a las reiteradas denuncias. Vecinos y amigos exigen justicia y una revisión urgente de los casos de bullying en España.
Familia de Sandra se abraza frente a un memorial conmemorativo. ()
18 oct 2025 , 14:26
Redacción

Sandra, de 14 años, tenía la mirada puesta en dos viajes escolares que la ilusionaban: este fin de semana iba a viajar a Madrid, España, con sus compañeras y, en unas semanas, participaría en un intercambio en York, Reino Unido. Sin embargo, esos planes quedaron truncados el pasado martes, cuando la joven decidió acabar con su vida poco después de regresar del colegio Irlandesas de Loreto, donde, según su familia, sufría acoso escolar desde hacía meses.

Su muerte sacudió a toda España y ha desatado una ola de indignación. Vecinos, compañeros y familiares denuncian la falta de acción del colegio ante los avisos reiterados sobre las agresiones verbales y psicológicas que la estudiante soportaba. “Nadie hizo nada”, lamentó su tío, Isaac Villar, al recordar cómo la madre de Sandra acudió al centro en varias ocasiones sin obtener respuesta ni medidas efectivas de protección.

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Este viernes, más de un centenar de personas se concentraron frente al edificio donde vivía la menor, a escasos metros del colegio. Entre lágrimas, su familia reiteró que la única medida tomada por la institución fue separar a Sandra de sus presuntas acosadoras, tres alumnas de su misma clase, y solo “a petición de la madre”. Las paredes del centro aparecieron con pintadas que clamaban “asesinos” y “culpables”, reflejo del dolor y la rabia colectiva.

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Los episodios de insultos y humillaciones comenzaron meses antes de la primavera, según el relato de sus familiares. Pese a que la madre denunció el caso al servicio de orientación del colegio e incluso presentó un informe psicológico que confirmaba la situación de acoso, el centro educativo no activó los protocolos obligatorios. Sandra, describen sus allegados, era una niña “cariñosa, amable y deportista”, que intentaba sobreponerse al sufrimiento mientras seguía asistiendo a sus clases y entrenamientos.

Fuera del aula, Sandra destacaba en el club de fútbol femenino Honeyball, donde jugaba como centrocampista y defensa. Su talento llamó la atención del Sevilla FC, que la invitó a participar en unas pruebas de selección.

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