Las lágrimas de un sacerdote en su primera misa tras la tragedia de Minneapolis
El padre Dennis Zehren, párroco de la iglesia católica Anunciación en Minneapolis, tuvo que luchar para contener las lágrimas durante la primera misa celebrada tras el trágico tiroteo. El incidente dejó dos niños muertos y 18 heridos, y la ceremonia se convirtió en un momento de profundo dolor y duelo para la comunidad.
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Durante la homilía, el sacerdote se mostró visiblemente afectado, y su llanto reflejó el dolor de toda una comunidad que se ha visto impactada por la tragedia. Sus lágrimas no solo fueron una muestra de su propio sufrimiento, sino que también se convirtieron en un símbolo de la vulnerabilidad y la empatía que la fe y la comunidad pueden ofrecer en momentos de oscuridad.
El padre Zehren intentó consolar a su congregación, a pesar de su propio dolor, y sus palabras resonaron con la esperanza de un nuevo comienzo. El sacerdote afirmó que la luz de un nuevo amanecer dispersará la oscuridad y dijo que “nunca había visto tantas muestras de solidaridad y cariño” como en los últimos días. Su emoción en el altar reafirmó el papel de la fe como un pilar en medio de la tragedia.
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