El fracaso del nuevo Ecuador en la Asamblea
Tres errores de bulto. Uno, aprobar leyes sin tomar en cuenta el marco jurídico que exige su trámite, dentro de la Constitución. Dos, haber desatado una pelea innecesaria y peligrosa con la Corte Constitucional, que no tuvo otra alternativa que bajarse las leyes. Tres, que el Gobierno diga que esperará a la constituyente para retomar esa agenda legislativa.
Sobre los dos primeros errores se ha hablado mucho en este newsletter, por lo que cabe centrarse en el tercero de ellos, pródigo en interrogantes por su falta de coherencia.
Cuando la Asamblea, comandada por ADN, aprobó sus leyes inobservando el principio de unidad de materia (Solidaridad e Integridad Pública), bajo el carácter de urgencia económica, lo hizo con el argumento de que el país no podía perder tiempo. El trámite ordinario en la aprobación de las leyes demora unos tres meses en el seno de la legislatura y eso no estaba en los planes del oficialismo.
Sin embargo, 90 días después de esa reflexión, Ecuador se quedó sin dichas leyes, incluyendo la de Inteligencia, porque estuvieron mal hechas. ¿No era preferible usar todo este tiempo para trabajar en articulados sólidos que no sucumban ante el veredicto de la Corte Constitucional?
ADN controla la mayoría en la Asamblea, por tanto, sí era posible apretar el acelerador sin caer en los atropellos que tantos sectores denunciaron.
La sorpresa, sin embargo, viene por cuenta del Gobierno que ya no replanteará esa legislación, esperando a que la constituyente refunde el país. Es decir que, pese al desperdicio de tres meses de operación legislativa, ahora divagarán un año y algo más hasta que marco jurídico del país se adapte a lo que Noboa y su régimen esperan.
Esta es una lamentable posición política que, además, pone en mal predicamento el trabajo y la misión del titular de la Asamblea, Niels Olsen, que como cabeza del primer poder del Estado tenía que garantizar el trámite de leyes responsables, bien trabajadas. Esto no se ha visto ni en los peores parlamentos del viejo Ecuador, y eso es decir mucho.
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