Diana Salazar: de fiscal a gran electora
Luego de seis años de ejercer el cargo con mayor poder e influencia del país y de un retiro semestral en la Embajada en Argentina, Diana Salazar decidió probar fortuna electoral.
Primero, moviendo a los indecisos en el tramo final de esta campaña por el referendo y consulta popular y, luego, en caso de ganar el Sí en la cuarta pregunta, liderando la lista de candidatos por Pichincha a la constituyente.
Todo esto, de la mano del presidente Daniel Noboa, con quien prácticamente ha sellado una alianza política que no está exenta de cuestionamientos.
¿Cómo entender que un presidente al que se le empieza a criticar por su deseo de incidir en la justicia ecuatoriana recibe el apoyo de la persona que denunció con sus investigaciones los apetitos del correísmo por tomarse esta función del Estado y, así, garantizarse impunidad?
En la política ecuatoriana se ha visto tantas veces tostar granizo y esta no es la excepción. Algo que irremediablemente la afectará.
Habrá analistas que sugieran que el acercamiento Noboa-Salazar supone un ganar-ganar para ambos personajes. El Presidente se une a uno de los rostros políticos más importantes y respetados del Ecuador y la exfiscal se beneficia de la maquinaria electoral del oficialismo para buscar un escaño en la constituyente. En todo caso, quien más gana es Noboa, pues Salazar, sin duda alguna, debe tener la fuerza popular suficiente como para entrar en la posible Asamblea con un perfil más independiente.
Pero optó por esta alianza estratégica que a ella termina por perjudicar porque su talante bien daba para hacer una carrera propia. Además, Salazar permitiría al Gobierno recuperar votos en Pichincha tras el desgaste que muchos encuestadores perciben en Quito y los demás cantones.
Un aspecto positivo de su presencia en el juego electoral es que ella, si lo deseara, pudiera convertirse en un eje de convergencia para que más profesionales de su nivel se animen a trabajar en una eventual constituyente, obligando al propio Noboa a reclutar rostros de mejor preparación, patriotismo y competencia, que no sean Anabella Azín y Niels Olsen: super flojos para pensar en el futuro que Ecuador necesita.
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Salazar ahora probará fortuna como gran electora en la cita de este domingo. Y en caso de que el No triunfe, ella tendrá que asumir el costo de semejante apuesta que la debilitará hacia el futuro. En todo caso, se ha tomado el riesgo.