ADN y el peligro de no fiscalizar
No sacaron una sola lección de la derrota del 16 de noviembre en la consulta popular. Lejos abrir espacios de diálogo para avanzar en la agenda de reformas que le urge al país, el bloque oficialista de ADN persiste en confrontar, sin una estrategia clara que le diga si hacerlo es bueno o no.
Y lo que es peor: sus legisladores creen que cerrando a CAL y canto las puertas de la fiscalización sumarán fuerza política. Todo lo contrario. Desde hace varias semanas, y a medida que el Régimen supera el umbral de los dos años en el poder, se acumulan las denuncias por contratos fallidos y mal manejo de los proyectos y procedimientos públicos que, si se canalizan en el fragor de la discusión política de la Asamblea, pueden desfogarse con cierta rapidez.
Aquello puede evitar que tanta bulla se convierta en una olla de presión con riesgos de estallar por los aires en las calles.
Sin embargo, el oficialismo se opone a cualquier investigación parlamentaria, sembrando más dudas sobre la magnitud de los casos, motivo de cuestionamiento.
Haber evitado, por ejemplo, que se tramite el juicio político al exministro de Salud, Jimmy Martin, es un error garrafal porque este proceso hubiera calmado buena parte de las críticas al Régimen por el cúmulo de desaciertos en los temas médicos y hospitalarios.
Eso, a la gente le molesta, porque siente que ADN minimiza el escándalo de HealthBird, o de Austral y Progen en el tema eléctrico. Además, las explicaciones de Mishel Mancheno, primera vicepresidenta de la Asamblea, asegurando que nada se saca con fiscalizar a un funcionario que estuvo cuatro meses en el cargo es no entender la importancia de discutir los problemas públicos sin que haya impunidad.
ADN no se da cuenta de que el país cambió el 16 de noviembre y que su agenda de acumulación de poder por la vía electoral se estrelló en el pavimento. Por lo tanto, lo que hoy cabe fortalecer la gestión pública, rendir cuentas ante los reclamos de la gente y trabajar en los temas que necesita el Ecuador.
Su nutrido bloque parlamentario siempre será una ventaja para blindar a los funcionarios de gobierno en momentos cruciales y delicados, pero exponerse en la protección de un ministro totalmente intrascendente como Martin es demostrar que no hay olfato ni inteligencia política.
¿Cuál es la hoja de ruta de Niels Olsen y la ministra Nathaly Morillo?
Si se cierran al extremo, harán que el correísmo se legitime ante la población con sus denuncias y gane espacios que en la segunda vuelta de abril se habían perdido. Que luego no se quejen.