Mundial de Clubes: la riqueza de unos, el desgaste de todos

Mientras la FIFA lo presenta como el futuro del fútbol global, el nuevo Mundial de Clubes agrava la desigualdad, satura a los jugadores y debilita a las ligas nacionales. No todos ganan en esta "nueva era".
Paris Saint-Germain y Atlético de Madrid en un duelo del Mundial de Clubes 2025.()
18 jun 2025 , 13:29
Marco Carrasco

Por más que Gianni Infantino se esmere en vender el Mundial de Clubes que se está disputando en Estados Unidos como el inicio de una nueva era histórica, hay una parte del fútbol que no solo no compra ese relato, sino que lo combate con todo.

Javier Tebas, presidente de LaLiga española, lo ha dejado claro esta semana en Madrid: su objetivo es que no haya más Mundialitos de clubes. Y no por capricho, sino porque —según él— esta expansión impulsada por la FIFA está fracturando el ecosistema del fútbol profesional.

Tebas no escatima adjetivos. Llama “amistoso de verano” a lo que vio en el partido del Chelsea de Moisés Caicedo, y califica al torneo de distorsionador del calendario, de amenaza para la sostenibilidad de las ligas locales y de generador de desigualdades económicas.

El Mundial de Clubes, sostiene, no solo le quita aire a las competiciones nacionales, sino que inyecta combustible solo a los de siempre, a los gigantes que ganan millones mientras el resto pierde tiempo, fechas y audiencia.

Lo dijimos antes: el nuevo Mundial de Clubes es una era nueva, sí, pero para unos pocos. Para esos clubes que están en la élite, que tienen plantillas de 25 jugadores internacionales, que pueden rotar sin perder nivel y que, por si fuera poco, reciben premios de hasta 100 millones de euros por participar. ¿Cómo compites en las ligas nacionales desde el tercer puesto para abajo? No se puede.

Ni hablar de torneos continentales. ¿Qué pueden hacer equipos ecuatorianos, colombianos, chilenos, peruanos, etc, frente a los brasileños (Palmeiras, Botafogo, Flamengo y Fluminense) y argentinos (Boca y River) que compiten en el Mundial de Clubes?

Mientras FIFA habla de globalizar, democratizar y hacer crecer el fútbol, el presidente de LaLiga plantea otra narrativa: una alerta roja por la saturación física de los jugadores, los vacíos legales tras el fallo contra la Superliga, y el problema práctico de tener que aplazar jornadas completas porque los clubes lleguen lejos en un torneo impuesto.

Tebas, por supuesto, no es un defensor del romanticismo futbolero. Él también opera desde intereses económicos, derechos de televisión y peleas con gigantes como Florentino Pérez.

Pero cuando dice que “no hay más dinero en el mundo de los derechos audiovisuales” y que se necesita “fidelizar al cliente” en lugar de atomizar su atención con nuevas competiciones, plantea una verdad incómoda: el modelo no da para tanto.

Y si sigue así, va a reventar por el lado más débil: los clubes pequeños, las ligas intermedias, los jugadores al límite, y la audiencia cada vez más fragmentada.

Sí, el Mundial de Clubes será el futuro según FIFA. Pero será un futuro sin alma si se olvida que el fútbol vive, sobre todo, en los fines de semana de liga, en los derbis de barrio, en la competencia regular, en la emoción de todos, no solo en la gloria de unos pocos.

Mientras la FIFA lo presenta como el futuro del fútbol global, el nuevo Mundial de Clubes agrava la desigualdad, satura a los jugadores y debilita a las ligas nacionales. No todos ganan en esta "nueva era".

TAG RELACIONADOS