15 feb 2013 , 03:57

En el campo y la ciudad: ¿por qué votan los ecuatorianos?

"Diosito los ha de ayudar en los estudios", dice Alicia Aguilar, mitad como plegaria, mitad como certeza, al ver bajar de un camión a más de 30 voluntarios universitarios que llegan a la comunidad de Collana, parroquia de Ludo, para realizar planes comunitarios y refaccionar viviendas.

"Diosito los ha de ayudar en los estudios", dice Alicia Aguilar, mitad como plegaria, mitad como certeza, al ver bajar de un camión a más de 30 voluntarios universitarios que llegan a la comunidad de Collana, parroquia de Ludo, para realizar planes comunitarios y refaccionar viviendas.

Aprovechando el feriado de carnaval, la organización no gubernamental Un Techo para mi País ha movilizado decenas de jóvenes en tres regiones de Ecuador para construir hogares de emergencia nuevos y arreglar algunos ya construidos.

Pero éste no es un feriado más: faltan pocos días para que este país andino vaya a las urnas.

La parroquia de Ludo, ubicada en la Sierra ecuatoriana, está empapelada de afiches electorales, aunque durante el carnaval su gente los ignora y prefiere arrojarse agua y maicena, incluyendo entre sus "víctimas" a los jóvenes llegados de la ciudad con sus martillos, sus tablas de madera y sus chapas de acero y zinc.

"Un Techo para mi País es un lugar de acercamiento de dos realidades, que de lo contrario no se conocerían: la del voluntario universitario que vive en las ciudades más grandes y la de las comunidades muchas veces olvidadas que están muy lejos de las ciudades o son parte de esa ciudad oculta, metidas en barriadas que no se ven", le explica a BBC Mundo Andrés Ochoa, director social de Techo Ecuador.

Estos dos grupos sociales tienen intereses políticos y necesidades sociales muy disímiles, pero el próximo domingo sus expectativas convergerán en ocho candidatos a la presidencia del país. BBC Mundo les preguntó qué privilegian a la hora de votar.

El bono

"Ésta es una zona muy pobre, a veces aquí las familias pasan abandonadas, no se puede tener el abrigo de padre y madre porque la gente emigra mucho de la parroquia", le dice Alicia Aguilar a BBC Mundo.

"Las elecciones no le cambian la vida a la gente, sólo que por ahora el Rafael Correa subió el bono y tenemos ese agradecimiento por la gente discapacitada y por las madres pobres que lo reciben", añade antes de irse.

El Bono de Desarrollo Humano (BDH) será nombrado por muchos habitantes de Ludo como uno de los motivos principales para votar por la reelección del presidente. Esta ayuda social, que a comienzos de febrero ha subido de los US$35 a los US$50, llega a 1.788.199 ecuatorianos y es motivo de controversia y debate político en el país.

"En nuestra familia discutimos sobre el bono, porque muchas personas se quejan diciendo que el gobierno no tiene que gastar tanta plata en un bono, o que la gente vaga es la que recibe el bono, pero venimos a estas comunidades y vemos a familias que viven sólo de esa ayuda y de lo que siembran", le cuenta a BBC Mundo la estudiante Ana Cristina Maldonado y agrega:
"Yo no tenía idea de las necesidades de las personas. Tal vez pensaba que un presidente tenía que bajar los impuestos porque eso nos conviene a nosotros como familia de clase media. Pero vinimos a la zona rural y vemos que no tienen carreteras, no tienen agua, no tienen un hospital al lado, entonces son realidades que te chocan y, cuando hay elecciones, ya te pones a pensar en ese tipo de situaciones".

Pero ella y su hermana gemela, Ana Isabel, no votarán por Correa sino por el candidato del movimiento Ruptura de los 25, Norman Wray.

"A mí me interesa un candidato que tenga un discurso feminista. Como mujer me interesa que los derechos sean iguales para mujeres que para hombres, porque la realidad del país no es así, el país es demasiado machista, entonces el único que ha hablado de los derechos de las mujeres, de la violencia intrafamiliar y también de las minorías sexuales es Wray", explica Ana Isabel.

Cuestión de estilo

Mientras observa a una cuadrilla de estudiantes hacer equilibrio sobre la viga maestra del techo de su casa, uno de los 1.888 hogares que esta organización latinoamericana ha construido en Ecuador en casi cinco años, María Rosa Quitisaca no parece muy entusiasmada con la elección.

"Los políticos no han venido por acá. Por las parroquias sí andan, pero por el campo no; yo voy a votar porque necesitamos el papel de votación que después nos piden por cualquier cosa, y si no votamos tenemos que pagar la multa".

Para ella nada cambiará, gane quien gane, y sus preocupaciones seguirán siendo las mismas: "Estamos lucha y lucha, pero ahorita no hay trabajo; si tuviéramos agua suficiente para sembrar hortalizas, ahí sí hubiera plata, pero como no hay agua no hay cómo".

Aunque no hay político que pueda garantizar la lluvia como promesa de campaña, Ramiro Chillogalli, líder comunitario de Collana, cree que ésta es una de las razones por las que hay que votar por Correa, debido al interés oficial en mejorar los sistemas de riego.

Pero Ramiro reconoce que el estilo del presidente puede provocar cierta resistencia: "Yo veo las cosas buenas de Correa, aunque por un lado sí es medio prepotente, pero si no fuera así los opositores ya le quieren nomás botar".

Para la estudiante María Carolina Molina, en cambio, el mandatario es "demasiado" prepotente y por eso votará por Guillermo Lasso, líder del movimiento CREO.

"Correa solo piensa en él mismo, piensa que nunca se equivoca; creo que Lasso tiene bastantes posibilidades de entrar a segunda vuelta y en muchos debates me ha parecido centrado, educado, no dice los insultos que suele utilizar nuestro presidente; la personalidad de Correa me choca demasiado", le explica a BBC Mundo

De las aulas a las urnas

Los voluntarios invocan en algunas ocasiones su carrera universitaria al momento de explicar las razones detrás de su voto. Carolina Mora, estudiante de Turismo, está preocupada por la explotación minera a gran escala. No ha decidido aún si votará por Alberto Acosta, líder de la Alianza Plurinacional de Izquierda y decidido opositor a la minería.

"No podemos depender de un modelo extractivo que posiblemente se va a acabar en 15 o 20 años. Deberíamos recurrir a nuevas alternativas, en este caso el turismo", opina Carolina y agrega: "Yo siento que el gobierno actual no ha proyectado eso, sino más bien depende de actividades extractivas y de los impuestos, que suben tanto que no permiten que haya inversión extranjera".

Mientras trata de hacer más atractivo el arroz con atún que cocina para más de 30 de sus colegas, Estefanía Vallejos, quien está cursando el último año de Estudios Internacionales, privilegia al momento de votar la estabilidad de los poderes del Estado, la labor social y el papel que tiene el gobierno en cuanto al derecho internacional, "que es muy importante y que mucha gente no considera al momento de dar su voto".

Ella aún no ha decidido si apoyará la reelección presidencial o la propuesta de los dos candidatos más jóvenes, Mauricio Rodas (líder del movimiento SUMA) y Norman Wray, que "aunque saben que no van a ganar, se están preparando para el futuro".

En otra de las comunidades de la región llamada Loma Larga, Rosa Matilde Granda no se muestra muy confiada en las nuevas propuestas electorales.
"Obviamente los nuevos ofrecen maravillas pero no sabemos si nos van a cumplir o no; a Correa al menos lo conocemos porque está algún tiempo, a Lucio (Gutiérrez, expresidente y líder del partido Sociedad Patriótica) también lo conocemos, él también estaba haciendo algo pero no sabemos cómo hubiera seguido (fue derrocado antes de cumplir tres años en el poder)".

Agua para todos

El hermano de Rosa Matilde, Luis Granda, cuyas profundas arrugas lo hacen lucir mayor que sus 64 años, tiene muy claro que su voto por Correa obedece a razones personales y va más allá de su plan de gobierno o experiencia en el cargo.

"Me han sabido operar del corazón hace dos años, tenía una válvula obstruida totalmente. Gracias al seguro me salió gratis, de ir a clínicas ha sabido costar US$16.000, por suerte el seguro tiene convenio con las clínicas, de no… morirse nada más".

Luis deberá caminar el próximo domingo media hora para ir a votar a la parroquia de Ludo y otra media hora de regreso a su hogar. La travesía obligatoria quizás explique por qué su hermana Rosa Matilde no se ve muy feliz al momento de hablar de los comicios.

"Yo voy porque es obligado, tenemos que hacer; vaya bien o vaya mal, hay que dar el voto, pero no somos adivinos para saber quién se portará bien, quién se portará mal".

Ese conocimiento no lo poseen ni los universitarios que han llegado de la ciudad, ni los miembros de las comunidades rurales que los han recibido, pero todos tienen sus razones detrás de su voto, todos menos el agua del carnaval que moja los afiches de los candidatos sin discriminar sus lemas de campaña.

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