22 oct 2014 , 05:07

El buque Escuela Guayas comienza su última travesía del año

Zarpan después de haber cumplido la misión de escoltar a 35 veleros.

Desde salinas salían pero antes del zarpe había que revisar que todo estuviera en orden: jarcias, velas y aparejos. Solo entonces arrancaría la travesía hacia Galápagos acompañando a decenas de veleros que participan en una regata, dándoles seguridad y apoyo logístico. 

 

Kerly Morán ingresó en abril a la marina y este viaje forma parte de su formación como grumete especialista. Ella cuenta que esto no es sino uno de sus aciertos: “Siempre soñé con esto, me agrada la vida del mar y conocer nuevos rumbos. Aquí no hay distinción de género, hay equidad, el hombre sube por alto, la mujer también sube por alto”.

 

Ya en alta mar, se desarrolla todo tipo de ejercicios. Los hay de navegación, así como de emergencias que pudieran presentarse. Para todo hay que estar preparados. Los tripulantes, marinos en formación, aprovechan este que será el último viaje del año del buque Escuela Guayas. 

 

El capitán Walter Gómez, indica que cuando vuelvan a puerto, la nave se irá a los astilleros: “(Se necesita) un cambio de velas, también se necesita hacer un mantenimiento integral del sistema eléctrico de los generadores, se requiere también cambiar la cubierta de madera que es de teca, tiene ya diez años y esto nos permitirá que el buque tenga otros 10 o 15 años de vida”.

 

La camaradería es fundamental en esta convivencia que en ocasiones puede ser de meses y si hay algo que en este velero sobra, se trata de la alegría. Por eso es que el capitán de la embarcación, Carlos Zumárraga, a quien tenga alguna duda para incorporarse a la marina, los invita a despejarla de inmediato: “Que vengan, es una vida fantástica, navegando a vela, trabajando, orando, haciendo patria acá en el mar" .

 

El viaje termina al llegar a Galápagos. Los veleros están ahí, en su competencia y sin novedades. El deber, una vez más, se ha cumplido.

 

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