30 jun 2014 , 03:28

Jéssica Ruiz inicia una nueva etapa y motiva a denunciar la violencia intrafamiliar

Para seguir adelante, ella ya perdonó a su expareja quien en un ataque de celos le cortó los brazos.

Jéssica Ruiz, quien hace pocas semanas recibió sus prótesis fue contratada en el Municipio de Daule para dar charlas contra la violencia intrafamiliar. A continuación el reportaje de Martha Aspiazu sobre esta valiente mujer: 

 

Para Jéssica es un día muy importante. Nos recibe en su casa, ubicada en el recinto Piñal de Abajo, a tres horas de Guayaquil. Su hermana Nancy la ayuda a vestirse, la peina y la maquilla, sabe que tiene que ir impecable a su nuevo trabajo. 

 

Ya en el Municipio de Daule, ella saluda al alcalde Pedro Salazar, quien le hace un breve recorrdio por las instalaciones para darle la bienvenida.

 

A partir del 1 de julio, Jéssica será una funcionaria municipal en el área de Desarrollo Comunitario del cabildo.

 

“Quisiera seguir estudiando una carrera, mi carrera será abogada para poder ayudar a muchas personas”, comenta.

 

El ataque de su exconviviente ya es solo es un mal recuerdo. Con las prótesis, que son sus manos tras el violento incidente, lleva una carpeta al despacho del alcalde. 

 

“Ella poco a poco a medida que se vaya acoplando a esta prótesis, nosotros la vamos a ayudar con otra persona para que haga su trabajo poco a poco. También quiero que sea mi ojo el que me ayude a vigilar a todas las áreas y dependencias con la asistencia y el cumplimiento de cada uno”, indica Pedro Salazar, alcalde de Daule.

 

Jéssica está decidida a superarse, sus dos hijos son su motor y asegura que no conoce la palabra “fracaso”.

 

Hace pocos días dio su testimonio a un grupo de mujeres en la provincia de El Oro. Muy pronto viajara a Perú para hablar sobre la violencia intrafamiliar.

 

En cada conferencia narra lo que le sucedió el 8 de diciembre pasado, cuando su expareja se dejó llevar por los celos y le cortó sus manos con un machete. Además de su testimonio, da consejos a las asistentes: “Pedí ayuda por lo mismo, porque imagínese que nosotros no digamos nada y nuestros hijos nos están viendo... cuando ellos vayan a crecer lo mismo van a hacer”.

 

Jéssica dice que el mejor remedio es perdonar. Ahora ya no llora, porque no tiene resentimientos en su corazón.

 

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