11 jul 2014 , 11:45

"La realidad virtual ayudó a curar las fobias de mi hijo con autismo"

El mayor terror de Andrew Parker de 13 años eran las alturas.

Mark Parker estaba un poco tenso cuando dejó que se llevaran a su hijo a una habitación empapelada con pantallas de realidad virtual. Su hijo se iba a enfrentar a su mayor terror y lo único que podía hacer era observar.

El hijo de Parker, Andrew, tiene 13 años y, como en el caso de la mayoría de los niños con autismo, las fobias son una característica común.

En el caso de Andrew, su terror eran las alturas, incluso a subir un escalón. Un miedo que no sólo afectaba profundamente su vida diaria, sino la de sus padres.

"Mi hijo tiene dispraxia y el síndrome de Asperger. Sus habilidades motoras son escasas, pero su sentido de la ubicación es aun peor, porque carece completamente de ello", le cuenta Parker a la BBC. "Tiende a tropezarse mucho con las cosas".

Además, es muy tímido, callado y no le gusta estar rodeado de gente.

Pero lo que verdaderamente le aterroriza es cruzar un puente. Y a ello se tuvo que enfrentar.

Científicos del Instituto de Neurociencia de la Universidad de Newcastle, en Reino Unido, descubrieron una forma de utilizar tecnología de realidad virtual para ayudar a niños como Andrew a superar sus miedos.

Los chicos son llevados a una habitación empapelada con pantallas de realidad virtual que se pueden transformar en el escenario más escalofriante para el paciente. En el caso de Andrew, fue un puente.

"A nosotros nos mostraron cómo era la habitación, nos explicaron lo que iba a suceder y lo que Andrew tendría que hacer", explica Parker.

Desde la pantalla

Después los llevaron a otra sala donde seguirían la terapia desde una pantalla. "Estábamos un poco nerviosos, pero al mismo tiempo también estábamos interesados".

Andrew entró con una terapeuta, quien le enseñó ejercicios de respiración. "Esto le ayudó a calmarse", señala Parker.

Una vez calmado, en las pantallas que lo rodeaban empezaron a aparecer escenas de un puente muy alto.

"Andrew estaba sentado en un sofá y la tecnología de la habitación azul lo rodeó con imágenes en 3D".

Mark Parker agrega que le llamó la atención lo realista de las imágenes, "especialmente para Andrew, que tiene dispraxia (una enfermedad psicomotriz). Podía sentir la profundidad y la altura".

Parker cuenta que al principio su hijo se sintió muy incómodo y "un poco asustado". Pero todo se fue haciendo poco a poco, lo que permitió que se acostumbrara con rapidez.

"Y creo que fue a la segunda o tercera sesión que se sintió relajado".

A la tercera semana, Parker asegura que su hijo ya estaba curado, en el sentido que sabe cómo afrontar su miedo.

Cambio total

"Ahora es muy distinto, no le molestan tanto las alturas, y si se siente un poco asustado cuando está en algún lugar elevado, hace ejercicios de respiración y se calma".

Esto ha transformado completamente no sólo el día a día de Andrew, sino el de sus padres.

"Podemos ir a cualquier parte y no hay obstáculos reales. Incluso cuando cruzamos puentes, porque salimos a pasear con nuestros perros, está feliz de hacerlo".

Para el doctor Jeremy Parr, uno de los investigadores del proyecto, la clave de esta terapia con realidad virtual está en que "permite recrear situaciones de miedo o fobia en un ambiente sano".

"Esto permite a los terapeutas trabajar con los niños en enseñarles las estrategias que necesitan para manejar situaciones de la vida real", le explica a la BBC.

El doctor Parr y su equipo trataron a nueve niños, de los cuales, ocho pudieron enfrentarse a sus miedos.

"Hemos trabajado con fobias a las palomas, a los autobuses o a salir de compras", señala el experto. "Son situaciones que no significan nada para alguien normal, pero que para los niños autistas con miedos y fobias representan unos verdaderos retos".

El especialista agrega que la razón por la que esta terapia, que consiste en una habitación con pantallas, es tan exitosa se debe a que ayuda a los niños con autismo a imaginarse situaciones de miedo.

El doctor Parr no desestima la posibilidad de utilizar este tratamiento en personas sin autismo pero con fobias. "Lo que pasa es que no hemos hecho ningún trabajo al respecto".

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