09 may 2014 , 11:23

Las personas con "poderes animales"

Una joven con cola de sirena, el 'hombre gato' y el hombre 'murciélago' son unas de estas muestras.

Fortalecer sus cuerpos y mentes para adquirir habilidades de tipo animal. Eso es lo que algunas personas están tratando de hacer para percibir un mundo que no puede experimentar la mayoría de los seres humanos, dice Frank Swain.

 

Al finalizar la Primera Guerra Mundial, el aristócrata Horace Ridler regresó a Reino Unido procedente de la Mesopotamia transformado. Le dio la espalda a su educación de élite, se tatuó el rostro y el cuerpo con diseños en espiral, se puso un gran pendiente en la nariz y se estiró los lóbulos de las orejas. Vestido con una túnica adornada con joyas, se reinventó a sí mismo como "Omi, el hombre cebra" y salió de gira con circos como Barnum and Bailey y Ripley’s Odditorium.

 

Ridler fue apenas uno de los muchos que se dedicaron a adoptar apariencias zoomórficas. El estadounidense Dennis Avner, más conocido como el Hombre Gato, se sometió a más de 14 operaciones para darle a su rostro un aspecto felino, esculpiéndose las mejillas, los labios y los ojos y añadiendo tatuajes de rayas, bigotes y un conjunto de dientes aciculares.

 

 

Y durante 20 años, el Hombre Leopardo de Skye habitó en Escocia en una casa de piedra en ruinas y era reconocido por sus manchas tatuadas de pies a cabeza. Hace cinco años, este hombre que se cambió el nombre a Tom Leppard se mudó finalmente a una casa más cómoda en la parte continental a sus 73 años, nada mal para un felino.

 

Pocos estarían dispuestos a transformar su apariencia de tal manera, por eso estas personas se hicieron famosas a lo largo de su vida. Hoy, algunos usuarios de prótesis, hackers del cuerpo y científicos aficionados están llevando esto a otro nivel. Gracias a la tecnología y a la biología, aspiran a imitar las habilidades de los animales, no su apariencia, y pueden hacer cosas que se creían imposibles para los humanos.

 

Algunas refuerzan sus capacidades físicas en lugares en los que no hemos evolucionado, como el agua. Por ejemplo, Nadya Vessey nació con una enfermedad que impedía que sus piernas se desarrollaran. Hace unos años, le diseñaron una cola de sirena que le permite deslizarse por el agua como un pez o un delfín.

 

Otras están recurriendo a la tecnología para percibir un mundo que se esconde a todas las demás personas. Por ejemplo, examinemos el mundo invisible de los campos electromagnéticos. Los tiburones tienen orificios en el hocico llamados ampollas de Lorenzini con los que pueden percibir alteraciones en el campo eléctrico emitidas por su presa. Por su parte, se cree que las aves, las langostas y las abejas perciben los campos magnéticos y algunas los utilizan para moverse.

 

 

Sexto sentido

En los últimos años, los artistas de la modificación corporal han estado experimentando con implantes magnéticos para lograr un "sexto sentido". Mediante la implantación de pequeños imanes redondos en sus dedos, pueden sentir los campos electromagnéticos de la tecnología que nos rodea. La caída de los precios y la amplia disponibilidad de imanes potentes de neodimio han hecho que el procedimiento sea cada vez más popular.

 

Peyton Rowlands, un biohacker de Texas que se implantó un imán en el dedo anular de su mano izquierda, es uno de esos entusiastas. "Uno no siente que el dedo sea atraído por nada porque el imán es demasiado pequeño", explica. "Uno siente un leve zumbido una vez que se acerca a unos cuantos centímetros de prácticamente cualquier cosa por la cual circule electricidad".

 

Gracias al implante, Rowlands descubrió que podía detectar los campos que rodean los hornos microondas, los frigoríficos y los convertidores de potencia. "Es una sensación muy interesante, un poco loca. Una de las cosas que he notado es que la corriente continua se siente parecida a un metal ferroso u otro imán, una burbuja estática empujada o atraída hacia uno mismo, a diferencia de las corrientes alternas que son mucho más parecidas al tipo de sensación punzante que describe la gente".

 

Sin embargo, Rowlands sufrió una reacción al imán y tuvo que quitárselo. Este es un riesgo relativamente común con los implantes y, por eso, tienen que recubrirse con algún tipo de material biocompatible para evitar que sean expulsados por el cuerpo. Pero incluso estos revestimientos pueden producir una reacción, como descubrió Rowlands. Actualmente está buscando una alternativa más compatible con los tejidos.

 

Adquirir una habilidad animal no tiene por qué traducirse en depender de la tecnología. Daniel Kish perdió la vista a la edad de 13 meses por sufrir un blastoma retiniano, una forma de cáncer que afecta los ojos. A los dos meses, sus padres observaron que podía moverse por su entorno y que tenía un sentido de lo que había a su alrededor. "La ecolocación es algo que hago desde que tengo uso de razón", dice. "El chasquido que uno hace para la ecolocación se utiliza de manera discreta y estratégica, así que no es algo que necesariamente fuera obvio de inmediato para mis padres".

 

 

El hombre murciélago

Muy por su cuenta, Kish había aprendido a visualizar el entorno chasqueando la lengua y escuchando los sonidos reflejados. La ecolocación es utilizada por los murciélagos, también por cetáceos como los delfines y las ballenas para percibir su entorno.

 

Kish identifica al menos dos tipos de ecolocación que él usa: la ecolocación pasiva que denomina "sonar flash" (en referencia al flash de iluminación de una cámara) y la ecolocación pasiva que depende de prestar mucha atención a la acústica del entorno inmediato. Juntas son destrezas que utiliza para compensar su falta de visión.

 

"Existe el concepto equivocado de que hay que ser dotado para desarrollar esta habilidad", dice. "Yo diría que eso no es cierto. Uno obtiene capacidad, pero en realidad tiene mucho que ver con la motivación que uno tenga y con la oportunidad de poner en práctica la habilidad".

 

De hecho, Kish tiene seguidores como Sam Oldridge, un niño británico que utilizaba la ecolocación cuando tenía ocho años. Y como presidente de World Access for the Blind, Kish organiza talleres para enseñar a ciegos a ecolocalizarse y para que reciban un entrenamiento adecuado en el uso del bastón.

 

"El cerebro es un mecanismo muy interesante, un mecanismo de enorme adaptación", dice Kish. Pero admite que es muy difícil que una persona vidente aprenda ecolocación, porque carece de la motivación. "Aprender ecolocación es mucho más fácil que aprender un idioma, lo sé porque he hecho ambas cosas", dice Kish riéndose. "Y al igual que con un idioma: si no se usa a diario, se olvida".

 

Pero, ¿podrían las personas videntes entrenar sus ojos para ver más lejos y mejor? Rowlands cree que sí y está emprendiendo un programa de autoexperimentación para reforzar sus propios ojos con el fin de ver en el espectro infrarrojo, solamente a través de una dieta.

 

La clave está en la biología ocular. La retina humana utiliza principalmente las moléculas iodopsina y rodopsina para percibir la luz, mientras que los peces de agua dulce como la tilapia de Mozambique emplean una molécula distinta, la porfiropsina. Esto le otorga a la tilapia una sensibilidad mucho mayor a los rojos profundos y le permite ver en el espectro infrarrojo cercano (NIR). Rowlands espera que, al evitar el retinol (vitamina A), el nutriente vital necesario para producir iodopsina y rodopsina, pueda forzar el cuerpo a usar la porfiropsina.

 

Aunque parezca una locura, el experimento tiene precedentes. Durante la Segunda Guerra Mundial, la Marina de EE.UU. probó un procedimiento similar para que los barcos se comunicaran mediante lámparas de semáforos infrarrojos que el enemigo no sería capaz de ver. Sin embargo, la llegada de las gafas infrarrojas acabó con la idea.

"Con esta hazaña, no voy a ver en el rango térmico", advierte Rowlands. "No quiero dar la impresión de que estamos hablando de ‘visión de Depredador’". Sin embargo, si tiene éxito, el incremento le permitirá ver con mayor claridad, ya que la luz NIR pasa con mayor facilidad a través del smog y el polvo.

 

"Tendría un mayor rango de visión, posiblemente vería mucho más lejos en el horizonte que cualquier otra persona", explica. "Lo mismo ocurre con las gafas de sol y las ventanas polarizadas de los automóviles, podré ver a través de ellas con mucha mayor facilidad". Rowlands dice que también es posible que descubra que puede ver las luces emitidas por las cámaras de seguridad nocturnas y los controles remotos de TV, e incluso ver a través de ciertos materiales.

 

 

Batido

Es evidente que el plan tiene riesgos. Privar al cuerpo de nutrientes esenciales puede ser perjudicial, razón por la cual Rowlands y otros experimentadores han desarrollado un batido nutricional especial. El hecho de que el grupo de Rowlands esté trabajando al margen de la ciencia universitaria, sin ninguna de las cualificaciones habituales, podría generar algunas dudas.

 

Pero él está decidido a demostrar que la ciencia puede existir fuera de la academia, siguiendo el método científico y utilizando los protocolos experimentales establecidos. Descubrirán si funciona después de un ensayo de tres meses de duración, que comenzará pronto.

 

Es fácil mirar el reino animal y sentirse asombrado de sus increíbles hazañas. Pero tanto Rowlands como Kish advierten que los seres humanos no deben ser subestimados. "No podemos dar por sentado que los individuos tienen restricciones", dice Kish.

 

"A juzgar por la facilidad con la que puedo enseñarle a alguien a usar un bastón y el sonar flash, eso indica que la capacidad está, solo necesita activarse. Está muy oxidada, pero está". No cabe duda de que nuestro cerebro nos dota de una imaginación e innovación que ninguna otra criatura puede igualar; replicar habilidades animales poco comunes podría ser otro de nuestros talentos resultantes. ¿No es eso un superpoder?

 

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