03 feb 2015 , 11:02

Crece mercado de trata de personas al sur de Ecuador

Los trabajadores ilegales viven en condiciones inhumanas y sin recibir beneficios de ley.

La condición de pobreza , la falta de acceso a educación y plazas legales de trabajo vuelve vulnerables a muchas personas que residen en comunidades peruanas como Aguas Verdes, ubicada en la frontera sur con Ecuador. En la actualidad muchos peruanos son víctimas de este abuso.

 

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Este es el caso de 'María' (nombre ficticio), que fue víctima de trata laboral, y cuenta que le ofrecieron trabajar en las minas de Ecuador por 350 dólares mensuales. Sin embargo, el trato no se cumplió. “Yo trabajaba desde las 3 de la mañana hasta las 8 o 9 de la noche, para la miserableza de 200 dólares”, indicó indignada 'María'. 

 

A 'María' , sólo se le permitía dormir cinco horas diarias. El resto del tiempo lo pasaba encerrada, cocinando para decenas de mineros. “Yo asumía la cocina solita para 89 personas”, reveló 'María'. 

 

'María' pudo regresar a su país, pero su compatriota 'Carlos' no lo logró ya que murió en las minas. La hermana de 'Carlos', 'Josefina', declara que a su familiar le cayó una piedra gigante en la cabeza y nadie hizo nada al respecto. “El dueño mismo decía que ahí lo dejen tirado y enterrado. Los demás amigos, porque amigos si hay acá en Perú, fueron y lo sacaron”.

 

Josefina señala que su hermano trabajaba en dos jornadas con pocas horas de descanso y no tenía espacio para comer. El día que murió 'Carlos' tenía tres meses sin recibir su salario. 

 

La trata de personas es un delito internacional y Ecuador es un país de origen, paso y destino. Además, la dolarización es un mercado llamativo para los peruanos que pueden cruzan la frontera, incluso a pie. En las minas viven hasta cuatro personas en cuartos de dos metros cuadrados y los trabajadores confirman que hay quienes laboran de forma ilegal. “Sí, la mayoría que trabaja en las minas son peruanos. Unos legales y otros ilegales de distintos lugares de Perú”, revela un obrero anónimo.

 

Los principales obstáculos para que no se denuncie este delito es el temor, el desconocimiento de los trabajadores.  Al ser un mercado ilegal no hay cifras oficiales, pero la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que en el mundo cada año 2.4 millones de personas son esclavizadas en un negocio ilegal que mueve casi 32 millones de dólares.

 

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