28 ago 2013 , 05:34

Sin destino, escultura de León Febres Cordero

El Municipio de Guayaquil no reclamará el monumento, que permanece en la Aduana de Guayaquil.

El Servicio Nacional de Aduanas del Ecuador declaró en abandono definitivo el monumento al fallecido presidente de la República, León Febres Cordero, el cual fue encargado en 2009 a un escultor español y que permanece en las instalaciones aduaneras desde inicios de 2012 por una prohibición judicial de primera instancia, tras la polémica que surgió alrededor de su colocación en el malecón de Guayaquil.   

 

El alcalde de la ciudad, Jaime Nebot sostuvo que “a mí no me van a chantajear con que quieren declarar en abondono el monumento, que van a destruir el monumento, que van a reportar el monumento, que hagan lo que les dé la gana”. Asimismo, indicó que el monumento, no el realizado en España sino el hecho en Ecuador, ya está puesto en el sitio correspondiente, con la altura y especificaciones que el Cabildo decidió. Se refirió al obelisco de mármol negro, colocado en El Fortín del barrio Las Peñas. 

 

En 2012, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural se opuso a su colocación, ya que afirmaba que el Cabildo no había tramitado el permiso correspondiente, y que agredía visualmente elementos patrimoniales. 

 

El personero municipal también indicó que seguirá el camino de la ley y la dignidad. “Si nosotros cumplimos parte de la sentencia, que posiblmente creen que por ahí vamos a ir retirando ese monumento, estamos desdiciéndonos de los argumentos que nos permiten resistir, rechazar integralmente la sentencia, entonces no lo vamos a hacer”.

 

La escultura del expresidente tiene cinco metros de alto, fue esculpida por  el español Víctor Ochoa, tuvo un costo aproximado de 400 mil dólares, e iba a ser colocada sobre el sector de La Planchada; ahora permanece desarmada en un contenedor en el Puerto de Guayaquil.

 

Isidro Maldonado, gerente de Operaciones de Raúl Coka Barriga, explicó que la potestad de la Aduana es tomar la mercancía para poderla subastar o donar a cualquier secretaría de Estado.

 

El futuro de la efigie es incierto, ya que si el importador, en este caso el Municipio de Guayaquil, no apela la resolución administrativa, el busto será subastado, adjudicado o destruido.

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